La metodología SMART describe los elementos indispensables que debemos considerar para establecer objetivos eficaces de un modo claro y adecuado tanto para personas, como para equipos de trabajo y empresas.
De un modo básico en su
planteamiento además de definir qué se quiere conseguir, cuándo se quiere
lograr y quién va a intervenir se plantea también el cómo se va a actuar.
Nota*. Como curiosidad la palabra inglesa SMART significa
inteligente.
Establecer
un único autor resulta complicado, pero diversas fuentes citan a George T.
Doran, cuyo artículo de noviembre de 1981 “There’s a S.M.A.R.T. way to write
management’s goals and objectives” en Managment Review se considera como el
primer lugar donde aparece el término SMART.
La
interpretación más difundida del acrónimo es la siguiente:
Specific
(específico)
Los
objetivos deben ser claros y sin ambigüedades. Deben encontrarse bien definidos
de modo que se eviten confusiones. Su detalle y concrección debe abarcar tanto
su planteamiento general como las diversas acciones planteadas para lograr su
consecución. Cualquier cargo de la organización
deberá saber que se pretende conseguir y como se va lograr.
La
correcta definición de los objetivos permite no perder de vista el porqué
queremos alcanzarlos así como mantener nuestro enfoque en su consecución.
Medible
(measurable)
Se
debe marcar un criterio numérico (indicador o KPI) para controlar la evolución y
avance del objetivo (recordando a
Drucker: lo que no se mide no se mejora). Debe recoger los eventos
relevantes y dichos hitos deben encontrarse definidos y poderse comprobar en su
evolución.
Este
“factor” es uno de los más relevantes en los Sistemas de Calidad y el proceso
cíclico de mejora continua. La medición es necesaria para poder determinar la efectividad
de la estrategia adoptada así como su análisis y adopción de decisiones ante
desviaciones o situaciones no contempladas inicialmente.
Alcanzable (achievable
o attainable)
El
objetivo debe ser factible. Los retos demasiado elevados, o fuera de las
posibilidades de nuestra entidad, pueden generar desmotivación y generar
efectos contrarios al buscado. Deben generar un reto en su consecución y
búsqueda pero sin marcar un límite demasiado elevado (en función de nuestros
recursos, conocimientos, habilidades, talento, etc.).
Un
punto a tener en cuenta es que los objetivos deben poder ser ajustables en función de los cambios que
puedan producirse en el entorno y que puedan variar las condiciones previas a su
planteamiento.
Realista (realistic
o relevant)
Debe
ser relevante para la empresa y puede conseguirse con los recursos actuales.
Por otro lado debe encontrarse en línea con la estrategia de la organización. Debe
estudiarse porqué la consecución de dicho objetivo es importante para la
empresa, grupo o cliente.
En
este punto es necesario que la organización “mida” sus fuerzas y que sea
consciente de los recursos disponibles así como los necesarios para lograr el
objetivo. Los líderes
de la empresa deben ser conscientes de que dichos recursos necesarios están o
van a estar disponibles.
En Tiempo (Timely)
Se
debe marcar un plazo para la conclusión de las diversas etapas así como para la
finalización del trabajo. Este factor es muy importante en entornos cambiantes ya que la demora en su consecución podría tener consecuencias imprevistas. Los objetivos deben tener una fecha límite de
consecución y por ende de evaluación. La
determinación del plazo límite tiene la ventaja de desarrollar las acciones
intermedias acordes a los límites determinados.
Los Objetivos SMART (II) |
La
estrategia de planteamiento de objetivos SMART es una de las herramientas más sencilla y versátil
existente (se puede comparar con una
navaja multiusos). Su aplicación es posible en áreas tan diversas como la
planificación estratégica, la gestión de proyectos, el planteamiento de metas
de equipos, dinámicas de evolución de rendimientos así como en la mejora continua
de los Sistemas de Gestión.
Particularmente
y para aquellos que nos dedicamos a temas de calidad el apoyo en la
programación por parte de la Dirección de las organizaciones de los objetivos
es uno de los requisitos de nuestro trabajo. Específicamente la ISO 9001
lo considera como requisito del Sistema y punto de implicación del liderazgo y
la dirección de la entidad*.
Observación*. Todos los consultores entendemos (o deberíamos entender) la necesidad de que los objetivos sean
medibles (aunque el modo de medición es un punto de fricción en no pocas
auditorías) y que deben encontrarse “desplegadas” las acciones adoptadas para “intentar
su consecución”, incluyendo los responsables, marco temporal y recursos
necesarios. Esta metodología es la que actualmente se está aplicando en las actuales Revisiones del Sistema en el ámbito de la calidad.
Por
otro lado el planteamiento, seguimiento y control de los objetivos SMART sigue
la secuencia de la “rueda de Deming” o ciclo PDCA (y forma parte de la filosofía de Crosby) pues “obliga” a programar
detalladamente el “escenario” a conseguir así como a adoptar acciones para
lograr alcanzar la “meta deseada” y a controlar o “chequear” la evolución de
los resultados que se van consiguiendo concluyendo con la implementación de
actuaciones de refuerzo o modificación ante variaciones detectadas.
En
los últimos años en algunos círculos se ha ampliado el acrónimo a SMARTER donde las dos últimas letras
corresponden a Éticos y Revisables. Desde la primera se
busca que el planteamiento del objetivo se enmarque en un sentido apropiado y
bajo unos parámetros éticos teniendo en cuenta el escenario final buscado y que no
dañemos ninguna parte interesada ni traicionemos los principios y valores de nuestro
negocio. Para el segundo término se debe considerar que la programación de
objetivos está sujeta a cambios y condicionantes externos (tal y
como se ha expuesto en el apartado de Alcanzables) pues los datos que se
vayan recogiendo al evolucionar hacia su consecución pueden plantearnos la
necesidad de variar algunos de los aspectos considerados inicialmente.
Su
punto fuerte es que obliga a concentrarse en los resultados, más que en los procesos de la organización y en cierto modo “obliga” a las actividades de la
organización a alinearse en la búsqueda del objetivo pretendido y a éste con la dirección estratégica de la empresa.
“La mejor forma de
predecir el futuro es crearlo.”
Peter F. Drucker
consultor y experto en gestión empresarial austriaco
Autor: J. Daniel Blanco