El escritor norteamericano Gary Hamel es considerado uno de los
referentes actuales del management. Su estilo directo y enfoque
revolucionario que comenzó junto a C. K. Prahalad en su publicación Compitiendo por el Futuro (1995) donde apostaba abiertamente por la innovación y el
desarrollo de las capacidades de los trabajadores como fuente de ventaja
competitiva para las organizaciones, marcan un enfoque diferente en relación a
la gestión de recursos y planificación estratégica por parte de las empresas.
Muchas son las frases atribuidas al fundador de Strategos, sin embargo para este artículo he considerado “abordar” las siguientes siete:
“Nos gusta creer que podemos
desglosar la estrategia en cinco fuerzas o 7s. Pero no se puede. La estrategia
es extraordinariamente emocional y exigente”.
En este punto Hamel “entra” de lleno en todo el planteamiento subjetivo
que tiene la estrategia,
considerando la utilidad de las herramientas “clásicas”. El planteamiento del
camino a seguir por parte de la organización depende en gran medida de sus
valores y principios así como de las personas que van a llevar a cabo las
actuaciones que se programan. La estrategia, en los tiempos actuales, demanda
flexibilidad para considerar los cambios progresivos y principalmente la
participación de los trabajadores de la organización. Tal y como define Gary
Hamel su planteamiento, control, adaptación y consecución se convierte en una
tarea a la cual hay que dedicar tiempo y recursos.
“A largo plazo, la cuestión
más importante para una empresa no es lo que es, sino en lo que se está
convirtiendo”.
Desde mi punto de vista puede ser una de las “sentencias” más relevantes
para cualquier empresa. Debemos trabajar y planificar siempre considerando el
futuro a medio y largo plazo, los cambios que se van produciendo van
“moldeando” nuestros objetivos y mejoras. Las empresas deben considerar su
“visión” de tal y como se consideran en un futuro ente cinco y diez años. El
día a día en muchas ocasiones no nos permite trabajar sobre estos aspectos pero
forma parte de los buenos líderes incluir, dentro de las programaciones
a corto plazo, actuaciones para “ir situando” a sus organizaciones en el futuro
en el cual desean situarse.
“Las empresas fracasan
cuando invierten demasiado en lo que es a expensas de lo que podría ser”.
Esta frase resume perfectamente el interés que la innovación tiene para
cualquier entidad. Las organizaciones deben apostar continuamente por el
futuro, deben formar a sus integrantes, en línea con sus objetivos estratégicos, para
estar preparados y sus líderes deben invertir y apostar por los escenarios
que se van configurando que por dinámicas actuales. No significa “olvidar”
destinar recursos al presente pero siempre se debe ir apostando por el futuro
(al menos por conocerlo). Debemos ir integrando en nuestro ADN las “piezas” que
configurarán nuestro negocio en los próximos años.
“Las ideas que transforman
las industrias casi nunca provienen del interior de las mismas”.
La sentencia representa una llamada de atención a considerar dentro de
nuestra planificación estratégica por un lado toda la información que rodea a
la organización, sus partes interesadas, el medio ambiente donde
desarrolla su actividad, la actuación de sus competidores (directos e
indirectos) y en especial la evolución de diferentes sectores de la sociedad,
aunque éstos, a priori, no tengan excesiva relación con nuestra actividad. En una
sociedad tan interconectada “ciertos movimientos” pueden a la vez suponer un riesgo como una oportunidad para nuestro negocio.
“Hoy en día, ningún líder
puede permitirse el lujo de ser indiferente al resto de involucrar a los
empleados en el trabajo de crear el futuro. El compromiso podía ser opcional en
el pasado, pero hoy en día es prácticamente todo el juego.”
Aquí se pone énfasis en el fuerte cambio experimentado en la gestión de los recursos humanos en los últimos años y en la necesidad de que todo
el personal de la organización sea participe de la estrategia de la entidad. El
conocimiento sobre la empresa que tienen sus empleados, su vinculación tanto
con los procesos de la organización como su relación con proveedores y clientes,
supone un fuerte activo de información que debe ser tenido en cuenta por sus
líderes. Por otro lado su compromiso con el futuro de la entidad es un factor
determinante para su participación activa en el desarrollo de los objetivos
empresariales.
“Hay una lección sencilla,
pero a menudo olvidada: para mantener el éxito hay que estar dispuesto a
abandonar las cosas que ya no lo tienen.”
Se trata de una premisa sencilla pero tal y como comenta el autor en
muchas ocasiones dejada de lado. Las organizaciones tienen tendencia a
continuar invirtiendo en actuaciones que, en no pocas ocasiones, carecen de
sentido y la “anclan” en una situación de inmovilidad que consume los escasos
recursos de la misma. La gestión del cambio “empuja” a invertir en
áreas nuevas y a evolucionar nuestros procesos para ir formando el futuro de la
organización. Nuestra “agilidad” depende de seleccionar aquellas opciones que
nos prepararan para situaciones de incertidumbre. Ya Drucker lo avanzaba en "la disciplina de la innovación" que debíamos abandonar las cosas que no funcionaban.
“Lo único que puede
predecirse con seguridad es que, en algún momento, tu organización se verá
obligada a cambiar de una forma que no tiene precedentes”.
Puede considerarse la máxima que resume el vínculo entre estrategia e
innovación. Implica que debemos tener la certeza de que tarde o temprano
nuestro modelo de negocio se verá afectado por los cambios y debemos prepararnos
para afrontarlos y en la medida de lo posible para aprovecharlos de modo que
puedan convertirse en una ventaja competitiva para la organización. Con
las situaciones vividas en los últimos años esta frase ha cobrado especial
relevancia.
Plantear la estrategia de una organización nunca había sido tan difícil
como en los últimos años. Por un lado la incertidumbre provocada por los
cambios que se van sucediendo, por otro el cambio en las relaciones entre
trabajadores y directivos y por último la tremenda evolución tecnológica están
imprimiendo dentro de las organizaciones la necesidad de modificar el modo en
que sus líderes se enfrentan al diseño del futuro de sus organizaciones. Las
entidades deben invertir en formación y en preparar sus procesos y personal
para mantener unos perfiles ágiles en la toma de decisiones y gestión de
cambios. La planificación debe ser los “más abierta” posible para incluir
variaciones en al “ruta” trazada que sean indispensables. Por otro lado se abre
un mundo de posibilidades donde el conocimiento y su correcta gestión muestran
el “mapa de ruta” para ir avanzando.
“Nunca
antes ha sido tan pequeña la brecha entre lo que podemos imaginar y lo que
podemos lograr”. Gary Hamel experto de management estadounidense (s. XX y XXI)
Autor: J. Daniel Blanco