Michael
Porter es considerado uno de los grandes en asuntos de estrategia. El autor de
conceptos tan relevantes como la cadena de valor o el modelo de las cinco fuerzas ha plasmado en muchas ocasiones su experiencia en algunas
frases que conservan toda su vigencia. He aquí un resumen de algunas de ellas.
“Una buena estrategia comienza con tener un objetivo correcto”. Algunos lo pueden plantear como misión de la organización, aunque en cualquier caso, el planteamiento adecuado de una buena estrategia se basa en determinar claramente una meta a alcanzar por parte de la entidad que sea realista y que lógicamente vaya en la dirección acertada considerando el mercado donde se “mueve” nuestra organización.
“La esencia de la estrategia es la elección de qué no hacer”. Se trata de una de mis frases favoritas, pues en muchas ocasiones las organizaciones no tienen enfocados sus objetivos e intentan efectuar múltiples actuaciones. Tanto en la programación de metas como en la metodología a seguir para lograr su consecución, la organización debe tener siempre en mente aquellas opciones en las cuales nunca va “a entrar” así como el modo de plantear sus actuaciones que nunca va “a seguir”. Generalmente cuando las empresas tienen claro lo que no van a hacer, se clarifica bastante cual va a ser el camino a seguir.
“Una estrategia delinea un territorio en el que una empresa busca ser única”. La esencia de un buen trabajo suele ser la diferenciación. Las organizaciones deben mantener unos valores propios y realizar sus trabajos en línea con dichas “líneas maestras”. Su administración y la gestión de sus procesos deben encontrarse “en sintonía” con la misión y la visión empresarial de la organización. Su organización, su estructura, el modo de tratar a sus clientes y trabajadores, su esquema de procesos, etc. tiene que ser propio y diferente marcando la diferencia con sus competidores.
“La
estrategia debe tener continuidad, no se puede estar constantemente
reinventando”. Muy en línea con la sentencia anterior. Los objetivos
generales de las empresas así como el “camino” decidido para su consecución
deben ser claros y apoyados en todo momento por las actuaciones a corto y medio
plazo de la organización. Su personal,
sus recursos materiales, sus colaboradores, incluso sus
clientes deben encontrase “en línea” con lo que la organización quiere llegar a
ser. Lógicamente “las rutas” pueden ir adaptándose pero siempre considerando el
final del camino al cual se quiere llegar. Las situaciones de cambio en las cuales las organizaciones están
inmersas en el momento actual determinan en muchas ocasiones modificar, por
parte de las organizaciones, “sus prioridades muy rápidamente”, lo cual supone
un riesgo muy elevado en el esquema que trabajadores, proveedores y clientes
tienen de la entidad.
“Hay una diferencia fundamental entre la estrategia y la eficacia operativa”. Se trata de aspectos que, en muchas ocasiones, las organizaciones han confundido. Los actuales sistemas de gestión, especialmente los sistemas de calidad, basan la programación y ejecución de sus tareas en una optimización en la operativa de los diferentes procesos que conforman la empresa. La estrategia por en sí misma delimita y marca hacia donde debería ir la organización por lo que es la organización de los procesos y recursos de la entidad la que está supeditada a los objetivos empresariales delineados.
“La estrategia debe poner límites a lo que estamos tratando de lograr”. Sentencia importante ya que la estrategia de la entidad debe ser realista, no quiere decir que no pueda ser ambiciosa, pero debe, en todo momento, considerar los recursos con los que cuenta la entidad (incluyendo aquellos que puede adquirir, dentro de sus posibilidades) así como el mercado (clientes y competidores) donde desarrolla su actividad nuestra empresa. Los correspondientes análisis de contexto junto a la determinación de análisis DAFO por parte de la alta dirección proporcionan un marco de las posibilidades reales de la organización así como de sus prioridades.
“La verdadera competencia consiste en crear valor, no en vencer a los rivales”. Toda una apuesta por desarrollar por parte de las organizaciones su potencial interno. Muy relacionada con la necesidad de diferenciarnos de nuestros competidores y marcar un modo de hacer las cosas diferente creando una propuesta de valor hacia nuestros clientes. Toda la organización de la empresa: su organigrama, su estructura, la arquitectura de sus procesos, su enfoque al cliente y el método de ejecutar el producto o prestar el servicio correspondiente debe encontrase alineado con la estrategia empresarial de modo que sea desarrollado toda su fuerza.
Las
frases “revisadas” en este artículo son unas pocas de toda la bibliografía de
Michael Porter. En mi opinión son el “reflejo” de un método totalmente en
vigencia que se basa en marcar la diferencia para lograr una ventaja competitiva empleando los recursos de la organización y “colocando” toda su estructura
en sintonía con los objetivos generales de la organización. Muchas tienen más
de 30 años pero es impresionante la vigencia con que se mantienen en la segunda
década del siglo XXI.
“La buena estrategia
comienza con tener el objetivo correcto.” Michael
E. Porter. Economista, Ingeniero, Profesor y Consultor estratégico empresarial
estadounidense.
Autor. J. Daniel Blanco