Los 10 Principios del Managment de Urwick |
Lyndall
Urwick lideró una de las firmas fuertes en consultoría invirtiendo mucho tiempo
en el estudio de la gestión y el managment empresarial y poniendo su foco
principalmente en los aspectos formales de la administración y su comprensión
por el público.
Su gran éxito fue el libro llamado “The Elements of Business Administration” publicado en 1943. Fue uno
de los pensadores más influyentes del Reino Unido.
Básicamente
el proceso administrativo de Urwick consta de las siguientes fases:
- Previsión que delimita qué puede realizarse.
- Planeación determinando qué se va a hacer.
- Organización que indica cómo se va a efectuar.
- Integración donde se recoge con qué se va a hacer.
- Dirección que “vigilará” su realización.
- Control donde finalmente se comprobará cómo se ha
realizado.
Bajo
estas fases (para los que nos dedicamos a
temas de calidad nos recuerda el famoso ciclo PDCA de Deming) el proceso administrativo de Urwick se sostiene en dos partes
principales: la parte mecánica: planificar y organizar y la parte dinámica:
dirigir y controlar.
Siendo
fuertemente influenciado por Frederick Taylor y Henry Fayol, Urwick marcó su
propios principios de gestión o management que según él caracterizan las organizaciones eficientes. Se
trata de un conjunto de directrices basados en el principio de “alcance de
control” y que tiene como objetivos principales el evitar la sobrecarga de
trabajo de directivos y mandos intermedios así como garantizar el apoyo a todos
los empleados a nivel individual.
Los
10 principios son los siguientes:
Continuidad (1)
Debe
garantizarse que la estructura de la organización se encuentra diseñada para garantizar
su continuidad/supervivencia. Esta premisa apoyará (y en muchos casos
condicionará) la planificación de los objetivos estratégicos de la empresa. Las
decisiones estratégicas deben encaminarse a la duración de la empresa en el
tiempo.
Equilibrio (2)
Las
diversas áreas, departamentos, procesos, grupos de trabajo, equipos, etc.
deben encontrarse “compensados” en términos de posición y poder dentro de la
entidad. En este punto la Dirección tiene
la obligación de garantizar que los recursos de la organización son
distribuidos bajo la consideración principal de cubrir necesidades reales con
objeto fina de evitar la suboptimización*.
Nota*. Este aspecto es tremendamente relevante, todos los
que trabajamos como consultores hemos
desarrollado trabajos en entidades donde ciertos departamentos se encontraban
cargados con excesivo poder haciendo en muchas ocasiones muy complicado
determinar actuaciones de mejora en áreas diferentes y redundando en una menor eficiencia
de la entidad en el medio plazo.
Definición (3)
Tanto
los puestos de trabajo como las tareas que conllevan asociadas deben
encontrarse definidos claramente.
El desarrollo de un buen organigrama funcional así como la definición de deberes y límites de las iniciativas vinculadas a cada perfil es una condición relevante para el buen desarrollo del trabajo de las distintas personas de la entidad.
El desarrollo de un buen organigrama funcional así como la definición de deberes y límites de las iniciativas vinculadas a cada perfil es una condición relevante para el buen desarrollo del trabajo de las distintas personas de la entidad.
Especialización (4)
Las
funciones y responsabilidades de cada área o proceso deben marcarse claramente.
En este punto la especialización de las tareas se impone como requisito
indispensable para la mejora de la productividad*.
*Observación.
Se trata de la evolución lógica de cualquier entidad que crece. Las tareas que
inicialmente se desarrollan por unos pocos “hombres orquesta” se van
organizando en áreas o departamentos para mejorar e incrementar la eficacia de la empresa.
Objetivo (5)
En
estas directrices este punto es entendido como la “misión” de la organización,
es decir su razón de ser. Vendría definido por el famoso “por qué” definido en
el “Circulo de Oro”.
*Aclaración.
Mucho cuidado con este punto pues tanto los objetivos personales como los
delimitados en cada área de la entidad deben encontrarse “en sintonía” con la
misión de la organización, en caso contrario las “contradicciones” pasarán
factura.
Autoridad (6)
Las
líneas de jerarquía en la empresa deben ser claras, siendo vital que cada
“grupo” disponga de un único jefe. Esta dinámica ayuda enormemente en la
programación de mejoras y redunda en la “claridad” de las directrices.
Correspondencia (7)
Aspecto
íntimamente relacionado con el anterior punto. Determina que los directivos y
responsables deben tener/poseer la autoridad necesaria para cumplir con sus
responsabilidades. Este punto es ampliable a la necesidad de “confianza”
del equipo dirigido ingrediente vital para liderar un área, grupo o
departamento.
Coordinación (8)
Cada
directivo y cargo intermedio es responsable de la gestión de sus recursos,
tanto económicos, como materiales y humanos, debiendo garantizar que su equipo
dispone de todos los “medios (mínimos)
necesarios”* para el desarrollo de
sus tareas.
Nota*. Este principios suele venir cargado de
“complicación” pues en todos las entidades (o casi todas) los recursos son
limitados por lo cual su “gestión armónica” por parte del directivo o
responsable se convierte en vital. La correcta integración de la
infraestructura, capital humano y conocimientos es un factor muy relevante.
Alcance de control
(9)
La
recomendación en este apartado es que cada directivo o responsable no debe
tener a su cargo más de 6 o 7 trabajadores bajo responsabilidad directa, más
allá de ese número la gestión se convierte en bastante complicada.
Observación*. Las estructuras más planas y horizontales disminuyen el número de cargos intermedios y
elevan el número de empleados “dependientes”. Sin embargo todo el mundo
necesita ser considerado a nivel individual. El consejo es trabajar el “alcance
de control” y trabajar a través de 6 “lugartenientes” de confianza.
Responsabilidad
(10)
Todo
directivo debe ser responsable de las acciones de sus empleados. Lógicamente la
aplicación de esta última premisa requiere el desarrollo de un modo correcto de
los principios anteriores. Los responsables que asumen este papel suelen ganar
el respeto y la confianza de sus empleados (este punto es compartido por Covey en su "Liderazgo basado en Principios").
El
desarrollo y aplicación de estos principios se enfocan tanto en el diseño de la
estructura de la organización como en el flujo de sus responsabilidades. Su
encaje en el actual escenario de cambio suele ser difícil y complejo, sin
embargo actuaciones como la delimitación clara de la “misión empresarial”, la
gestión correcta de los recursos y la determinación clara y
asunción de responsabilidades se encuentran más que vigentes en el presente
siglo XXI.
“Antes que
cualquier otra cosa, estar preparado es el secreto del éxito.”
Henry Ford, empresario norteamericano del siglo XX.
Henry Ford, empresario norteamericano del siglo XX.
Autor. J. Daniel Blanco