El Liderazgo basado en Principios (Covey) |
A
finales de la década de los ´80 Stephen Covey delimitó en su libro “El Liderazgo basado en Principios” un
conjunto de “nortes” sobre los cuales debería basarse la nueva dirección y
gestión empresarial. El punto fundamental analizado por Covey* es que los
líderes generalmente se administran bajo prioridades mientras que la eficacia
viene determinada por las relaciones basadas en principios siendo éstos
intemporales y de carácter universal.
Nota*. Autor de “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva”.
Inicialmente
Covey determinó un conjunto de “cuatro dimensiones” que representan las
“necesidades” básicas por las cuales los líderes llevan a cabo determinadas
actuaciones: seguridad entendida como autoestima
y desarrollo de las fortalezas personales y que genera el “ingrediente” para afrontar
críticas, su guía o norte que procede de la
orientación y valores
del líder y que muestra su capacidad para determinar los objetivos de la organización
y su trabajo dentro de la empresa, sabiduría
que delimita una visión en conjunto de la entidad apostando por la mejora
continúa y el poder entendido como la
dosis de valentía y fuerza para llevar a cabo las actuaciones necesarias y
colaborar con el resto de miembros de la empresa.
Partiendo
de estos cuatro parámetros necesarios Covey delimitó ocho características
principales del liderazgo: aprendizaje
constante, servicio hacia los
demás, comportamiento positivo,
creencia en los demás, conciliación, disfrutar, generar sinergias y practicar
la autorrealización. Por otro lado sobre estas características se
delimitan una serie de hábitos que acompañan al liderazgo:
Ser proactivo
La
necesidad de tomar la iniciativa de cualquier actuación suele ser una de las características del liderazgo actual.
Las actuaciones suelen ser planificadas y estudiadas pero durante su ejecución
el líder asume las responsabilidades del trabajo realizado.
El
trabajo debe realizarse con actitud positiva.
El entusiasmo es un catalizador de cara a los demás y una virtud en el desarrollo
de cualquier tipo de proyecto.
Tener un objetivo
claro
El
conocimiento de la meta final y el tener conciencia de cómo deben ser las cosas
así como el objeto final de cada actuación es un requisito básico del
liderazgo. Tener una visión clara y enfocada del “futuro” tras la aplicación de nuestras
actuaciones ayuda a diseñar los diversos procesos y actuaciones necesarias para su
consecución.
Bajo
la premisa de considerar su desarrollo profesional como una misión y no como una carrera
o competición se trabaja con el propósito de servir
a los demás: compañeros, clientes y la propia organización.
Tener claras las
prioridades
El Liderazgo basado en Principios (Covey) II |
Se
debe recordar que el orden en que abordamos y ejecutamos nuestras acciones es
tan relevante como las actuaciones en si mismas. La falta de planificación o la
realización de acciones “desacompasadas” pueden generar errores, gastos
innecesarios y gestión errónea de los recursos internos, se debe recordar que
existen actuaciones que paralelamente van generando mejoras indirectas por lo
cual tienen un mayor calado en la mejora empresarial, secuencias de actuación
que precisan de haber “atado” trabajos precedentes, etc.
Se
deben considerar los diferentes retos y de su desarrollo laboral como “una
aventura” donde se aprovechan al máximo las oportunidades, se aprende de los
errores y su trata de disfrutar de
las “sensaciones” conlleva a aprovechar y gestionar todas nuestras situaciones.
Trabajar el
ganar-ganar
El
líder no suele estar solo en su desempeño (aunque
en la mayoría de las ocasiones se produce la llamada “soledad del directivo”),
necesita detrás (o mejor al lado) un
conjunto de equipo humano o de colaboradores/proveedores para la
“cristalización” correcta de su objetivo. Estas colaboraciones demandan y
exigen un trabajo que beneficie a todos los grupos de interés.
En
relación a este punto se consideran los fallos (tanto propios como ajenos) como
un primer paso de la mejora continua. La creencia
en los demás de que pueden dar más de si y seguir creciendo y
mejorando es una de las principales características.
Primero entender y
luego ser entendido
Como
se suele decir tenemos una boca y dos orejas, sin embargo en no pocas ocasiones
únicamente trabajamos para “imponer” nuestra opinión. El liderazgo se basa en
entender las necesidades básicas del resto de partes interesadas. Gran parte
de la consecución final del objetivo propuesto se basa en alienar en el “camino” a todos
los “recursos” necesarios considerando por tanto sus necesidades.
La
“huida” de los extremos es un requisito totalmente necesario. La búsqueda de consenso/conciliación tanto en el
desarrollo de proyectos o trabajos como el equilibrio entre su propia vida
laboral y privada suele ser uno de los valores más respetados por este tipo de
líderes.
Creación de
sinergias
El Liderazgo basado en Principios (Covey) III |
Se
trata de uno de los grandes principios de la gestión del siglo XXI. La gestión
de equipos, grupos de trabajo, organizaciones considerando que el todo es más
que la suma de sus partes conlleva a la necesidad de “tender” puentes con
trabajadores, clientes o proveedores donde los intereses pueden ser dispares
pero siempre se tienen puntos en común. Trabajos como la consultoría conllevan mucha
generación de sinergias tanto con clientes
como con proveedores (e incluso con
competidores). Se buscan mayores y mejores resultados mediante la
combinación de diferentes perfiles e inteligencias (y necesidades).
Revisión continúa
del proceso
Una
aplicación al propio liderazgo del Ciclo de Deming, sobre el cual se basa el
proceso de mejora continua de las organizaciones bajo los parámetros de la calidad.
La necesidad de desarrollo y amplitud de conocimientos es una constante del
liderazgo y el crecimiento una prioridad en el trabajo de los líderes por lo
cual la “revisión” periódica de nuestras actuaciones (y en alguna que otra
ocasión de alguno de nuestros valores) es una necesidad básica del proceso de
mejora personal del líder. En este punto Covey habla de “autorrenovación”
por la cual tanto física como mentalmente el liderazgo necesita fortalecerse
continuamente para mantener su constante evolución.
Por
otro lado el aprendizaje constante se
trata de una necesidad imperiosa de cualquier líder. La curiosidad y el empleo
de gran parte del tiempo en su formación de modo que se amplían sus habilidades
y capacidades son ingredientes esenciales del liderazgo basado en principios y de su capacidad de análisis de opciones.
En
resumen no existe una fórmula mágica para el éxito de las organizaciones pero
si un “sistema de valores, conductas y
características” las cuales perfilan una actitud que puede llevar al liderazgo
efectivo y que tiene una visión de mejora progresiva tanto en el ámbito
personal como con el resto de “actores” implicados. Las acciones llevadas a
cabo bajo este tipo de liderazgo son equilibradas y moderadas pensando en términos
de continuidad. El liderazgo según Covey “es
la habilidad de aplicar estos principios a los problemas, lo que se traduce en
calidad, productividad y relaciones
fructíferas para todos”.
“La idea de asumir
responsabilidad y hacerlo, hacer que suceda, encierra un gran poder.”
Stephen R. Covey
escritor, profesor y conferenciante estadounidense.
Autor: J. Daniel Blanco
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