Los Ocho Pasos para Liderar el Cambio |
En 1995 John Kotter publico “Liderando el Cambio” (“Leading Change”) libro en el cual presenta los ocho pasos que él
considera relevantes para provocar y conseguir el cambio en las empresas. Esta
teoría ha sido aplicada por muchas organizaciones tanto para la ejecución de modificaciones en uno o varios de
sus procesos o actividades como para efectuar verdaderas “revoluciones”
completas en toda la entidad.
Debemos
asumir que en el momento actual el cambio se ha convertido en una constante:
ideas, iniciativas, avances tecnológicos, actuaciones de la competencia,
factores económicos, nuevas necesidades,
etc. “impulsan” a las empresas a una dinámica de modificaciones y cambios
continuos.
Se pueden
considerar tres etapas definidas por las cuales inicialmente se debe crear un
clima propicio para el cambio (descongelar
el status quo existente), en una segunda fase debemos comprometer y
habilitar a toda la organización (llevar
a cabo acciones que provoquen cambios) y finalmente se trata de implantar y
mantener la transformación conseguida (anclar
el cambio a la cultura de la empresa).
El cambio en cualquier organización lleva aparejado el trabajo duro y una
cuidada planificación con objeto de elevar su éxito potencial, incluso en muchas ocasiones el cambio lleva implícito la necesidad de "romper las reglas" tal y como Buckinghan defiende. La impaciencia
es mala aliada y la espera de resultados en breve espacio de tiempo suele ser
una temeridad. Los siguientes ocho pasos ayudan a marcar el cambio
como parte de la cultura de la empresa:
Paso 1. Crear un
sentido de urgencia
El cambio debe ser deseado pues su necesidad predispone a las personas a su
mayor aceptación por lo cual el generar un sentido de necesidad y urgencia de
su realización ayuda a “despertar” a la gente de que el cambio debe afrontarse
(el conseguir que la gente comience a
hablar del cambio alimenta su urgencia).
En este punto se deben identificar las amenazas y debilidadees potenciales
que “rodean” nuestra empresa (matriz DAFO) así como los
diversos escenarios que pueden producirse de modo que se puedan delimitar de
que oportunidades disponemos y las fortalezas que puedan ser explotadas. En este punto es
“vital” efectuar reuniones y tratar los temas por los diferentes responsables
de la organización: el debate debe ser amplio y no sujeto a excesivas
restricciones pues el futuro de la empresa comienza aquí*.
*Nota. Kotter sugiere que para que el cambio suceda el 75 % de los
directivos o responsables deben estar interesados, lo que él llama “comprar el
cambio”, es más no se recomienda “pasar” al siguiente nivel si no se llega a
este grado de compromiso pues el proceso de cambio sería muy problemático.
Paso 2. Formar una
coalición fuerte
El proceso de cambio lleva asociado la necesidad de un liderazgo fuerte y visible. La necesidad de
convencer de que dicho cambio es necesario precisa de apoyos en la organización
por lo cual se necesita la inclusión de las personas influyentes dentro de la
empresa en el proceso a emprender. En el fondo se trata de crear una especie de
“Comité del cambio” donde todos los
responsables puedan determinar y alienar las líneas a seguir de modo que “tiren”
del resto de la empresa.
En este punto lógicamente es importante la identificación de los líderes
potenciales, su integración en el proceso de cambio (su compromiso con lo que
se va a realizar), el trabajo en equipo con dichos cargos*.
Observación*. En este punto es importante que el “Comité del Cambio” sea equilibrado y
que esté formado por personas que representen los diversos procesos de la organización
así como de diversos niveles de la entidad.
Paso 3. Generar una
visión para el cambio
La necesidad de “focalizar” el objetivo que se pretende lograr es
tremendamente importante para la consecución del cambio que se quiere lograr (lo que Iain Somerville y John Edwin Mroz delimitan como Objetivo Superior en sus Siete Competencias del Cambio).
Una imagen clara de lo que se quiere conseguir ayuda a todos a comprender el
porqué de la necesidad del cambio así como del camino que se está desarrollando
o se va a desarrollar para conseguir efectuar el cambio con éxito.
En este punto es de mucha ayuda determinar los valores que se consideran
fundamentales para lograr el cambio, resumir brevemente como se ve el futuro de
la organización tras la realización del cambio, generar una estrategia de
actuación para hacer realidad la visión ofrecida.
Suele ayudar bastante que todos los líderes puedan describir este proceso
en cinco minutos o menos.
Paso 4. Comunicar la
visión
La imagen final a conseguir, la visión, debe ser “entregada*” (una y otra
vez) a la organización y sus grupos de interés. El objetivo y la imagen final debe mantenerse “fresca”
en la mente de todos haciéndose hueco una y otra vez con el resto de mensajes
que “pululan” por la organización.
*Nota. La mejor visión carece de valor si se trata de un gran
secreto.
La visión será “discutida” (se deberán tratar las preocupaciones de la
gente en relación a ella), deberá ser practicada por los líderes (lo que uno
hace es más importante que lo que dice, esto es muy importante de cara la defender la credibilidad del cambio y del liderazgo) y deberá “filtrarse” a todos los
aspectos operativos de la empresa.
La recomendación es que el objetivo general o visión pueda delimitarse en
una o dos frases de modo que sea sencilla de entender (así como de defender) por toda la organización.
Paso 5. Eliminar los
obstáculos
Conseguir que los responsables se involucren y determinar la imagen final
de lo que se quiere conseguir son los puntos iniciales (condiciones necesarias) para trabajar por el cambio, sin embargo (pero no suficientes) debe diseñarse la estructura correcta para apoyar y potenciar el
proceso de cambio y dar poder a los responsables para que ejecuten la
adaptación.
En este punto se determinan todo tipo de barreras que actúan en contra de
la modificación pretendida y se deben diseñar estrategias empresariales para salvar tanto
actitudes como estructuras obsoletas. Se deben considerar las siguientes
actuaciones: identificación de líderes del cambio (nuevos) determinando como su
función principal hacer el cambio, revisar la estructura de la entidad: puestos
y sistemas de recompensas de modo que se ajusten a la visión marcada, diálogo
con las personas más reacias y determinación clara de sus necesidades y por
último adopción de medidas para la eliminación de las barreras al cambio (mejor antes que tarde).
Paso 6. Asegurar
triunfos a corto plazo
Bajo la premisa de que nada es más motivador que el éxito la gestión del
cambio debe contemplar la consecución de “pequeñas victorias” a cada paso del
proceso emprendido. La necesidad de marcar “hitos” progresivos constituye un
punto necesario para reconocer logros y resultados palpables.
La determinación de metas a corto plazo y no tan solo el objetivo o visión general es prioritario para “elevar la moral de los líderes del cambio” y
evitar las críticas de aquellos que no están convencidos del cambio (se debe recordar que siempre los hay ya que
no todo el mundo puede compartir todas las visiones).
El cambio precisa de un esfuerzo, generalmente titánico, por lo cual el
poder ir midiendo los logros conseguidos y el reconocer el esfuerzo de la gente
que está trabajando en ello es un requisito indispensable dentro de la gestión
del cambio.
Paso 7. Construir
sobre el cambio
Este apartado determina lo que podríamos llamar “el cambio sobre el
cambio”. El logro del objetivo y la visión prevista constituye el fin de lo
pretendido sin embargo la “victoria temprana” puede tener su riesgo pues la
nueva sistemática debe reproducirse una y otra vez debiéndose analizar el
proceso seguido de modo que se determinen aquellos puntos que pueden ser
mejorados (cambiados) para ganar en eficiencia (entraríamos en el terreno de la innovación incremental y la mejora continua).
Se deben analizar las causas de conseguir el objetivo propuesto así como lo
que puede revisarse y mejorarse de cara a futuras actuaciones. Por otro lado
nuestras victorias deben valer para “sumar” más personas al cambio.
La empresa debe “crecer sobre el cambio” y abrazar en muchas ocasiones un "contexto creativo" para gestionar dicho cambio.
Paso 8. Anclar el
cambio en la cultura de la organización
El modo de “adherir” el cambio a la cultura de una empresa es conseguir que este entre a formar parte de su
núcleo operativo. La cultura del cambio (la transformación que defiende Jim Collins) debe integrarse en el “ADN” de la
organización de modo que los valores promovidos por el cambio se muestren en el
día a día de la entidad.
Llegados a este punto la “inercia” del cambio deberá estar impresa en la organización,
sin embargo cualquier falla en los apoyos o “relajación” podría llevar a la
entidad al punto de partida. Con el fin de evitar este escenario se deben
comentar y valorar los avances que se han conseguido (y mantenerlos en la
memoria de la organización), se deben inculcar los valores del cambio dentro de
la formación interna de la organización tanto en actividades de refresco como
en la formación inicial que se imparta, se deben mantener visibles los
reconocimientos a todos los líderes y responsables que han apoyado el cambio y
debería planificarse la sustitución de los líderes por personas comprometidas a
medida que éstos puedan abandonar la empresa.
Conclusión: la eterna
pregunta sobre el liderazgo
Los Ocho Pasos para Liderar el Cambio II |
¿El líder nace o se hace? Kotter afirmó “… no se puede enseñar el
liderazgo. Las personas aprenden a liderar de la misma forma como aprender
cualquier otra función social complicada, es decir, lentamente, a lo largo de
muchos años y principalmente por el método de prueba y error, orientadas por
una visión de lo que es un buen liderazgo y frecuentemente con el estímulo del
modelo de otras personas con gran capacidad de liderazgo”. Se puede considerar,
por tanto, que se pueden combinar ambas situaciones al existir personas que
tienen un talento natural para el liderazgo pero que realmente han aprendido a
desarrollar sus capacidades y por otro lado observar a otro tipo de personas
que aunque comienzan con ciertas limitaciones innatas pueden acabar por
desarrollar dicho potencial.
El liderazgo para el cambio no puede ser únicamente ejercido por una única
persona como consecuencia de la gran complejidad de la empresa y especialmente sus Dimensiones Culturales (Hofstede) por lo cual debe
ser compartido por varios líderes con una visión global de los objetivos a
alcanzar y el camino a desarrollar. Las nuevas realidades empresariales
conllevan la necesidad de tener un mayor número de líderes en todos los niveles
de la organización con el objetivo de incrementar la resilencia empresarial, no bastando la administración de competencias sino siendo
preciso ejercer dotes de liderazgo en sus áreas de influencia. Se debe cambiar para perdurar y poder competir por el futuro.
*Observación. Recomiendo ampliar este artículo mediante la lectura del artículo "Organizaciones Duales" done Kotter plantea dos sistemas para una única organización con el fin de aprovechar "el futuro" y ser eficiente en el presente.
*Observación. Recomiendo ampliar este artículo mediante la lectura del artículo "Organizaciones Duales" done Kotter plantea dos sistemas para una única organización con el fin de aprovechar "el futuro" y ser eficiente en el presente.
El cambio y la transformación exigen la necesidad de un liderazgo
compartido que implique al mayor número de personas de la empresa y que se
“filtre” en todos los niveles jerárquicos de la misma.
“Lo único constante es el cambio”
Heráclito, filósofo de
la antigua Grecia s. VI-V a. C. nacido en Éfeso.
Autor: J. Daniel Blanco
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