El llamado “precio de la calidad” constituye un factor
importante para cualquier directivo, responsable y consultor a la hora de
valorar la implantación y mantenimiento de un Sistema de Gestión de Calidad.
Históricamente los llamados estos costes se han dividido
en dos grandes apartados: los costes de
calidad directamente imputados al proceso de implantación y posterior
mantenimiento del Sistema de Gestión de Calidad en una empresa y los costes de la no calidad que abarcan
el “daño monetario” que sufre una empresa ante las reclamaciones, desviaciones,
repeticiones de trabajos, etc.
Teniendo en cuenta estas líneas generales voy a
intentar dar una visión más clara de ambos tipos:
Los costes de calidad abarcan generalmente:
1. La persona contratada para la
implantación del sistema (sea como trabajador interno o como consultor externo
de apoyo –o ambos-).
2. La realización de acciones
formativas necesarias para el conocimiento del Sistema de Gestión por parte de
los “actores” de la organización.
3. La realización de Auditorías tanto
internas como las efectuadas por la entidad de certificación.
4. Las modificaciones de recursos
(infraestructura, personal o incluso proveedores) que deben efectuarse para
cumplir con los requisitos de la norma de referencia.
Nota. Tanto la realización de acciones
formativas como la realización de las auditorías internas suelen ser
actividades que, normalmente, los consultores ofrecemos en nuestros
presupuestos de implantación o apoyo en el mantenimiento de Sistemas de
Gestión. En el presente artículo marco como posibilidad separada pues existen
ocasiones en las cuales los “actores” son diferentes.
Este tipo de costes son los considerados por cualquier
directivo cuando se plantea la implantación de un Sistema de Gestión de Calidad
en su empresa pues son fácilmente valorables (la suma del servicio de
consultoría/contratación de personal junto con el presupuesto de la entidad de
certificación ofrecen una primera aproximación a la realidad) e integrados en
el análisis financiero de la entidad con vistas a adoptar una decisión (su planteamiento y centro de aplicación en cualquier Sistema de Gestión quedó recogido por Crosby en su modelo del cero defectos así como en el planteamiento de la "fábrica fantasma" y el concepto de Calidad Total de Feigenbaum, siendo considerado también en la metodología de Ishikawa).
Por otro lado los costes de la no calidad suelen
incluir:
1. Las “desviaciones internas” en
producción o prestación de servicio. Generalmente abarcan los “fallos” en
producción o “errores en la realización del servicio” así como las desviaciones
de nuestros proveedores (incluyendo los subcontratistas) que conllevan la
detección de las no conformidades internas.
2. Las “desviaciones externas” o
reclamaciones de clientes. Pueden conllevar también un “reproceso” del trabajo
efectuado (por el cual la empresa ya ha cobrado) como una “perdida” de nuestra
credibilidad como organización (en muchas ocasiones en función del tratamiento
que haga la empresa de las reclamaciones recibidas).
3. Procesos de trabajo de baja
eficiencia o “francamente mejorables”. El estudio del “funcionamiento” de la
empresa abarcando su línea y metodología de trabajo así como el “flujo de
información” entre los diversos departamentos de la entidad da pie al
perfeccionamiento y mejora (implantación de acciones preventivas) en la planificación de la realización del producto o
servicio prestado.
4. “Pérdida de mercado”. Ante los
requerimientos de ciertas entidades de que sus proveedores dispongan de un
Sistema de Gestión de Calidad acreditado (ISO 9001, EFQM, etc.) la no
implantación y mantenimiento del mismo por parte de una empresa puede reducir
sus posibilidades de captar y mantener clientes.
El control y valoración de este tipo de costos es algo más
complicado (aunque no imposible) así los costes de reproceso se pueden medir en
función del valor de producto o servicio, las pérdidas de clientes ofrecen una
facturación de la que no dispondremos (así como los malos comentarios de
nuestra empresa que pueden influir en clientes potenciales –algo más
complicado de medir-), para el “redimensionamiento” de procesos de trabajo
puede compararse la situación actual con la futura ofreciendo una aproximación
de los ahorros al implantar nuevas metodologías, equipos, etc. y la pérdida de
mercado puede evaluarse en relación a nuestro potencial comercial (también es
algo más difícil).
No se debe olvidar
el modelo de Deming en relación a nexo entre calidad, productividad y
competitividad:
La implementación
del ciclo de mejora continúa en una organización (PDCA/implantación y
mantenimiento de un Sistema de Gestión de Calidad) ofrecen a las empresas una
mejora en la competitividad de sus productos/servicios, reduciendo sus costes,
mejorando la productividad lo que conlleva una posibilidad de reducción de
precios y elevando su implantación en el mercado lo que conlleva a un
incremento de la rentabilidad de la entidad y la necesidad de elevar su
personal (políticas de contratación/subcontratación).
Autor: José Daniel Blanco Alonso
Como se implementa el ciclo PDCA en una empresa?
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarSe trata de un proceso continuo que sigue las cuatro etapas. Se aplica en los Sistemas de Gestión debido a que se trata de una dinámica sin final.
EliminarDebe analizarse la organización y diseñar sus procesos internos para que las actividades queden planificadas y sean los más eficientes posibles. Posteriormente el sistema debe ir dando información para ir "corrigiendo" y ajustando los procesos y generalmente con periodicidad anual se efectúa una revisión general. En todos los casos se tiene como modelo una norma de referencia (yo suelo trabajar con la 9001) que sirve como guía de implementación.
Saludos Coach Israel Martínez.