Maestros de la Calidad II. Crosby y Juran (I) |
Dos de los principales "activos" de la calidad han sido Crosby y Juran. Sus conceptos y aportaciones han enriquecido la gestión de la misma, abriendo la puerta de entrada a su integración en las líneas estratégicas principales de las empresas*.
Observación*. El presente artículo se edita como continuación de la primera parte: Maestros de la Calidad I. Shewhart y Deming.
Crosby
Philip B. Crosby fue un empresario norteamericano nacido en Virginia en 1926 y cuyo
libro más popular fue “La Calidad no Cuesta” de 1979 (“Quality is Free”) y que tuvo como continuación “La Calidad sin
Lágrimas” (publicado en 1984). Estos escritos fueron publicados en plena crisis
americana de la calidad como consecuencia del empuje japonés. Su aportación a
la calidad tiene su mayor peso en el concepto del “cero defectos”, bajo la premisa
de realizar las tareas de un modo correcto “a la primera*”.
Nota*. El concepto es preventivo e incide en la relevancia
de que el evitar los problemas conlleva un menor coste que su corrección.
Lucho
en la marina norteamericana en la Segunda Guerra Mundial así como en la Guerra
de Corea (se graduó en pediatría) y
trabajó para Martín-Marietta hasta 1965 y en ITT hasta 1979. Su programa de
“cero errores” en relación a la fabricación de misiles Pershing (con objetivos de reducción de retornos y de
costes) fue la primera implantación práctica de sus teorías. A partir de
1979 fundó su propia consultoría.
El
“caballo de batalla” de Crosby fue la optimización de los recursos de la
entidad pues el “despilfarro” de los mismos mediante la incorrecta ejecución de
sus procesos
y las repeticiones continuadas de los mismos conllevan una tremenda falta de eficiencia en las organizaciones, por ello precisaba que la calidad necesitaba de una
decisión y apoyo fuerte por parte de la Dirección y de un cambio de cultura de
toda la organización.
Su
famoso principio DIRFT (“doing it right the
first time”) se basa en los que se consideran los "cuatro absolutos";
- Definición
de la calidad en relación a las necesidades y requisitos tanto del
producto o servicio como del cliente. Esto conlleva a que todo el personal
conozca estos requisitos y que la Dirección “suministre” los medios necesarios
para alcanzarlos.
- Una
sistemática de calidad está basada en la prevención de modo que se eviten
tanto el coste de la inspección como los reprocesos de trabajo.
- Un
manejo correcto (el llamado estándar de desempeño) conlleva a cero
defectos. Esta es único objetivo a perseguir por Crosby que determina
que los dos únicos motivos para la generación de errores son la falta de
conocimiento o la pérdida de atención y que ambos pueden resolverse mediante
formación y capacitación.
- La
medida de la calidad es el precio del incumplimiento* (errores,
no conformidades, reclamaciones, etc.)
Observación*. Crosby también delimita el llamado coste de
cumplimiento que será el generado por el sistema preventivo de la calidad.
A
partir de los cuales se definieron sus famosos 14
puntos por los cuales la Dirección debe comprometerse con la
calidad e integrar en el sistema a los responsables de área, además se deben
reunir datos para el análisis de tendencias y problemas (bajo el análisis de causas que deberán ser eliminadas) con objeto de
determinar programas de actuación para lograr el cero defectos (incluyendo programas de capacitación del
personal) y planteamiento detallado de objetivos y metas así como la realización de
reuniones o comités de calidad que integren a todos los trabajadores de la entidad. Todo
ello dentro de un proceso de mejora continua (similar al ciclo PDCA).
Por
otro lado Crosby también definió lo que se conocen como las 6 Cs de la calidad consideradas como el
“camino” que la organización recorre en su cambio hacia la calidad: Comprensión
(asunción por parte de la Dirección de la entidad de los cuatro absolutos y
entendimiento posterior del resto de personal), Compromiso (los líderes de la entidad asumen su dedicación a la “defensa” de los cuatro principios), Competencia
(metodología o plan organizacional con objeto de que todo el personal se
faculte para la mejora de la calidad), Comunicación (se deben documentar y
transmitir “el camino” transitado), Corrección (todos las áreas de la
organización deben implicarse en la resolución de los errores) y Continuidad
(la calidad se sitúa como principal prioridad de la entidad).
El
enfoque de Crosby se dirige principalmente a la reducción de errores y la
optimización de costes bajo la premisa (en
la mayoría de los casos cierta) que cualquier programa de calidad
implantado bajo estos términos en una organización tendrá siempre más beneficio
que los que el dinero invertido en la puesta en marcha de dicho programa (de ahí el término “la calidad es gratis”).
Su metodología se basa en incrementar las expectativas de la Dirección y en la
motivación y concienciación de los trabajadores de la organización.
Juran
Joseph
M. Juran nació en 1904 en Rumanía, emigró a los Estados Unidos en 1912 fue un
experto matemático que se licenció en ingeniería eléctrica y trabajó en Western
Electric en la difusión del control estadístico de la calidad*.
*Nota. Posteriormente fue funcionario del gobierno y
profesor de ingeniería (Universidad de Nueva York, trabajando a partir de 1950
como consultor, fundando en 1979 el Instituto Juran.
A
mediados de la década de los ´50 comenzó a dar conferencias en Japón y asesoró
a directivos y empresas en relación a temas de calidad y fue considerado junto
a Deming y Shewart como uno de los “revulsivos” de la calidad en el país del
sol naciente (en 1984 el emperador del
Japón lo premió con la Orden del Tesoro Sagrado). Defendió la implicación
de la alta dirección en los sistemas de calidad (incluyendo la asunción de
metas y objetivos de calidad en el plan empresarial), la capacitación de todos
los cargos intermedios y el fomento de la participación de todos los
trabajadores.
Maestros de la Calidad II. Crosby y Juran (II) |
En
su trabajo “redescubrió” el Principio de Pareto y su aplicación
a la calidad: el 80 % de los problema vienen provocado por un 20 % de causas,
aunque posteriormente indicó que el 80 % restante de las causas no debían ser
totalmente ignoradas (“los pocos vitales
y muchos triviales”) abriendo la “cuantificación” de las desviaciones y
orientando en la toma de decisiones.
También
desarrollo la llamada Trilogía de Juran basada en la combinación de tres procesos de gestión: la
planificación, el control de la calidad y la mejora de la calidad como modelo
de enfoque en la gestión de las organizaciones:
- La
planificación busca la
identificación de los clientes (tanto
externos como internos) y sus necesidades de modo que se puedan generar las
características adecuadas del producto o servicio. A partir de ahí se
desarrollan los procesos necesarios en la organización para la creación del
producto o servicio y se involucra al personal (aspecto muy importante el de la participación del personal) en su
desarrollo.
- En
relación al control de calidad
se debe evaluar “el rendimiento” real de los procesos, realizando una
comparación con los objetivos pretendidos de modo que se proceda tras el
análisis a la adopción de medidas con el fin de corregir “la diferencia”
detectada. En este punto Juran es partidario de “hacer descender” el control lo
más abajo posible siendo un defensor del “autocontrol” de los trabajadores (dentro de la dinámica de capacitación
necesaria para que puedan analizar y tomar decisiones “sobre la marcha”).
- Por
último la mejora continua como
modelo de gestión de las empresas conlleva la implicación de la alta dirección
y la incorporación de los objetivos de calidad en su estrategia empresarial así como
su despliegue en todos los niveles de la estructura de la entidad. La sistemática se
apoya en un buen “despliegue” de actuaciones de capacitación a todos los
niveles y el control de revisión del progreso de las actuaciones en relación a
las metas planteadas.
Juran
defendió que el desarrollo de un producto o servicio debería ser “participativo”
de modo que todos los actores implicados participaran en su diseño y en su
posterior control. También cuestionó las relaciones con los proveedores (como parte interesada en la organización) recomendando mantener relaciones de
cooperación basadas en la confianza mutua y debiendo ser su número reducido.
Por último su planteamiento defiende la capacitación orientada a los resultados
(y no a los medios) siendo su propósito el cambio de conducta y la preparación
para el apoyo a la consecución del objetivo propuesto.
La
definición de Juran en relación a la calidad fue la adaptación
al uso por lo cual se relaciona con el desempeño del producto o
servicio (que conlleva como objetivo la
alta calidad en el diseño) que da como resultado la satisfacción del
cliente y los productos sin errores (objetivo
de alto cumplimiento en la prestación del servicio) lo que elimina la
insatisfacción del cliente y que se traslada a su trilogía de la calidad.
Tanto
con Crosby como con Juran la calidad se vuelve “más práctica”, la implicación y
el liderazgo de la dirección se vuelve imprescindible, la capacitación y
participación activa de los trabajadores se convierte en necesaria y la
velocidad de la mejora de la calidad se vuelve más rápida.
“La calidad no
cuesta. No es un regalo, pero es gratuita. Lo que cuesta dinero son las cosas
que no tienen calidad”. Philip B. Crosby, empresario norteamericano y consultor
de calidad.
Autor: J. Daniel Blanco
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