La Resilencia Estratégica |
En
su libro “En Busca de la Resilencia” (The Quest for Resilience, 2003) Gary
Hamel y Liisa Välikanga desarrollan la necesidad que tienen las empresas
actuales de volverse diferentes y que el éxito sostenido de las organizaciones
ya no depende de su propio impulso sino de la resilencia,
considerándose ésta como la capacidad que tienen de reinventar los modelos de
negocios así como sus estrategias empresariales de un modo dinámico y a medida
que las circunstancias y los mercados se modifican.
En
épocas de cambio la única ventaja competitiva segura para las empresas es la disponibilidad de una
gran capacidad de reinventar su modelo de negocio antes de que los factores
externos le obliguen a hacerlo. El objetivo es aprender a transformar las amenazas y debilidades de la organización
en éxitos.
Esta
capacidad de adaptación no abarca únicamente la capacidad para reaccionar y
superar un sola crisis, sino que las empresas deben buscar la “anticipación” y
“adaptación” continuas a medio y largo plazo. La eficiencia de las
organizaciones debe transcender más allá de sus procesos
de trabajo y llegar a la gestión del cambio.
Hamel
y Välikanga determinan cuatro desafíos a los cuales deben enfrentarse y superar
las empresas:
Superar la
negación: trauma cero
La
empresa debe liberarse por completo de negaciones, nostalgias y sobre todo de
arrogancias. Debe asumir que el mercado está cambiando y que su “poder” e
“influencia” se deteriora. Sus líderes deben
estar dispuestos a considerar estos cambios como factores que pueden interferir
en su éxito sostenido y en gran medida también a aceptar su liderazgo.
La
negación sitúa el proceso de cambio necesario “en espera” por lo que el costo de adaptarnos se irá incrementando
con el tiempo. Acciones como acercarnos a los lugares donde sucede el cambio,
encontrar en las organizaciones a personas con una mayor “sintonía” con el
futuro (la juventud suele ser una ventaja)
y anticipar el llamado deterioro de las estrategias como consecuencia de su copia (por la competencia), su mejoramiento (también por la competencia), su agotamiento (los clientes se aburren) y se “dan la vuelta” (los clientes obligan a marcar las estrategias).
Valorar la variedad
La
resilencia demanda alternativas y también conciencia, debiendo crear un elevado
“menú” de nuevas opciones que sustituyan a estrategias obsoletas. De un modo
similar a la diversidad
biológica que garantiza que suceda lo que suceda siempre existirán organismos
capacitados para adaptarse a un nuevo entorno el rango de opciones estratégicas
en la empresa debe ser más elevado que la amplitud del cambio en nuestro
entorno.
Las
pruebas deben abarcar el seguimiento de precios, la distribución, la publicidad
y el servicio al cliente más allá del desarrollo del propio producto o servicio
(atención post-venta con mayúsculas),
de modo que se compruebe en toda su extensión la viabilidad de las nuevas
ideas. Debemos recordar que lo importante
no es el número de fracasos sino el valor de los éxitos.
Liberar recursos
Las
empresas deben destinar los recursos a los “programas” del mañana, marcando
como objetivo el apoyo a un gran número de experimentos innovadores. La reasignación
de los recursos es condición indispensable para el apoyo de experimentos
estratégicos alrededor del negocio principal.
La Resilencia Estratética II |
La
inversión debe pasar a “lo que podría ser”
en vez de centrarse en “lo que es”
como consecuencia de que las estrategias existentes en una empresa tienen
muchos defensores (marketing hacia
clientes existentes, exceso de recursos en la mejora incremental de los
procesos, etc.) y las estrategias nuevas no (nuevos accesos al mercado, atención a proyectos novedosos, etc.)
En
gran parte de las ocasiones muchos directivos consideran un riesgo elevado
apostar por desarrollos innovadores
debido a que se encuentran alejados del desarrollo de la actividad del día a
día de la organización. Esto conlleva a no tener una visión real de las
oportunidades que surgen y dificulta en gran manera la reasignación adecuada de
los recursos.
Cabe
reseñar que en este punto la capacidad humana gana fuerza, el mercado de talentos y la búsqueda de los mismos en
todas las partes de la empresa es condición necesaria para la puesta en marcha
de nuevos proyectos.
Aceptar la paradoja
La
empresa actual busca por encima de todo la optimización. El objetivo ha sido
siempre producir más y mejor, más rápido y más barato, sin embargo hoy esto ya no
es suficiente pues el problema aparece cuando los clientes cambian sus gustos y
requieren actuaciones diferentes (son los
clientes los que se han puesto en gran medida en el centro del mercado y la
adaptación a sus necesidades y gustos “marcan” en gran medida el paso de las
organizaciones).
Los
cambios acelerados en los mercados demandan una evolución estratégica de la
empresa de igual velocidad lo que lleva a la organización a dedicar tanto a
desarrollar su resilencia estratégica como a su optimización y ahí se encuentra
la paradoja: una
búsqueda sin fin de la eficiencia marcando como base de la entidad la renovación
continua: sus procesos y cultura deben evolucionar y adaptarse en el menor
espacio de tiempo posible y ser eficientes más rápido aún.
El
disponer de unos clientes fieles, de una
marca respetada, de un conocimiento fuerte del sector donde se opera, etc. son
aspectos que todavía tienen un fuerte valor empresarial, sin embargo factores
como los avances tecnológicos, la eliminación de intermediarios, la
modificación rápida de las preferencias de los clientes y la competencia de
nuevos agentes con métodos novedosos constituyen “fuerzas” que “erosionan” la
ventaja conseguida de las empresas.
Las
mejores prácticas empresariales ya no son suficientes para alcanzar la resilencia. La organización debe ajustarse de un modo permanente a las
oportunidades y tendencias que se presentan, combatiendo cierta inercia empresarial y debiendo construir permanentemente
su futuro en lugar de derrochar sus esfuerzos en la defensa de su pasado y considerar nuevos principios del liderazgo para superar los "baches".
Las
empresas actuales deben entender el “ambiente”
donde se mueven y que las rodea con objeto a poder generar mayor opciones
estratégicas y realizar una reasignación de sus recursos de un modo más rápido
que la competencia, estas actuaciones llevarán a la entidad a alcanzar ventajas decisivas (aunque no permanentes). Enfrentarse al desafío de cambiar de un momo más profundo y
rápido es en esencia la resilencia.
"La mejor
forma de medir a un hombre no es por lo que hace en momentos de comodidad y
conveniencia, sino lo que hace en momentos de desafío y controversia"
Martin Luther Kingm pastor estadounidense y gran activista por los derechos civiles.
Autor: J. Daniel Blanco
No hay comentarios:
Publicar un comentario