viernes, 2 de enero de 2015

La “influencia” ambiental en la calidad

La "influencia" ambiental en la calidad
Muchos Sistemas de Calidad incorporan parámetros ambientales en su control organizativo. La posibilidad de integrar los sistemas ambientales y de calidad bajo una misma sistemática que además posteriormente puede ser auditada en conjunto ofrece una mayor “amplitud” en el campo de actuación del sistema organizativo de la empresa.

Centrándonos en los requisitos de la norma 14001 (la cual a fecha del presente artículo también se encuentra en revisión) se pueden considerar como dos los parámetros más relevantes a tener en cuenta para “ampliar” el campo de actuación de la 9001 integrándose en el ciclo de mejora continua de la organización:

-        El control y seguimiento de los llamados requisitos normativos/legales. Teniendo en cuenta que uno de los parámetros básicos de las Políticas Ambientales es el cumplimento “explícito” de la legislación y normativa en vigencia este particular se convierte en un punto “relevante” de los sistemas integrados. La necesidad de “listar” el conjunto de requisitos (no la legislación o normativa sino los parámetros de la misma que a nuestra entidad le es de aplicación) e implementar su “cumplimento” dentro de nuestra organización se convierte en parámetro básico a tener en cuenta en cualquier sistema que abarque aspectos ambientales. La evolución de este requisito “obliga” a mantener un control de la normativa que nos aplica así como comprobar la evolución en el tiempo de dicha normativa (modificaciones de leyes, derogaciones, etc. y su influencia en los requisitos controlados).

-     El estudio de los aspectos/impactos ambientales de nuestra organización. Este punto puede considerarse como el más relevante desde la perspectiva ambiental. Conlleva a considerar la empresa en su relación con el medio ambiente que la rodea determinando los diferentes aspectos (considerando éstos como elemento de las actividades, productos o servicios de una organización que puede interactuar con el medio ambiente, es decir su consumo de agua, generación de residuos peligrosos, consumo de combustible, etc.) que tienen interrelación con su entorno ambiental y marcando unos criterios de valoración y ponderación de los mismos, generalmente por criterios de cantidad, frecuencia, comparativa con periodos previos, etc*. de modo que se determine su “significatividad” posterior de cara a la priorización de las actuaciones y diseño de objetivos.

*Nota. Personalmente, y como consultor, yo suelo también plantear un criterio de valoración económica de los aspectos pues este punto suele ser muy visual de cara a la Dirección y clarifica posteriormente la adopción de medidas de actuación. Este planteamiento no es del todo “ortodoxo” y así me lo han hecho ver en alguna auditoría pero entiendo que se encuentra más “allegado” a la realidad del funcionamiento de una empresa.


De los dos puntos mencionados el primero “obliga” suele conllevar estar pendiente de los cambios normativos que puedan producirse y “repercutirlos” en nuestro sistema a medida que se van produciendo (siendo muy referente el punto de licencias, autorizaciones, etc. que sean legalmente exigibles para el desarrollo de nuestros trabajos). Por otro lado es estudio de los aspectos ambientales así como de los impactos que generan y la determinación posterior de los criterios de evaluación es el punto de partida para comprobar “hasta” donde debe llegar, en mínimos, nuestro sistema ambiental y constituye el punto de partida para el diseño y desarrollo de la documentación y registros correspondientes y su integración en la sistemática de procesos de calidad de la entidad*.

*Observación. Considero que la determinación de los aspectos es una de las primeras fases a efectuar por parte de la organización (¿evaluación ambiental inicial?) y que debe realizarse en profundidad para tener clara la “visión ambiental” de nuestra organización y las necesidades precisas, siendo un gran apoyo para el desarrollo de la documentación necesaria.


Otros puntos relevantes a considerar son los requisitos de control de documentación y registros (que no ofrecen ninguna complicación en los sistemas al integrarse con los definidos por la 9001), la necesidad de efectuar valoraciones de planes de emergencia (conlleva una parametrización clara de las actividades de la organización que puedan conllevar situaciones de emergencia) y una serie de puntos de control de proveedores y su priorización por actuaciones ambientales que vienen como consecuencia del propio diseño de la 14001.

El “toque verde” que un sistema ambiental confiere a un Sistema de Gestión de Calidad, más allá de la consecución del certificado y la “elevación comercial” de la organización, se hace patente en que las consideraciones ambientales “empapan” los criterios de decisión de la Dirección y entran a formar parte de las consideraciones que se tienen en cuenta para la determinación de mejoras y objetivos del Sistema. Por otro lado y al igual que sucede con la calidad la necesidad de que el personal se encuentre correctamente formado y sea partícipe de sus actuaciones “correctas” con el fin de evitar problemas ambientales se convierte en la “piedra angular” de la evolución de estos sistemas (baste citar como ejemplo la concienciación para la separación selectiva de los diferentes residuos en un taller u oficina).

Personalmente, tal vez como consecuencia de que soy Ingeniero Agrónomo (los años de carrera pesan lo suyo), estoy convencido de la mejora que estos sistemas aportan al conjunto de la sociedad y creo que la alineación de las normas ISO permite fácilmente su integración en sistemas ya existentes de calidad (o su implantación conjunta) sin mayor dificultad. En muchos casos, en mi actuación como consultor, he “rescatado” indicadores o valores ambientales que se convierten en relevantes en organizaciones que sólo están acreditados bajo parámetros de calidad, muchas de estas empresas determinan alguno de sus objetivos con un claro “sesgo” ambiental o mantienen un control sobre su “huella de carbono” empresarial de modo que comprueban su evolución a lo largo de los años enriqueciendo, en cualquier caso, el conjunto de datos analizados y ampliando sus criterios para la toma de decisiones.


 “Si piensas con una año de adelanto, siembra una semilla…, Si piensas con 10 años de adelanto, planta un árbol”. Poeta chino, año 500 a.C.



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