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lunes, 8 de agosto de 2016

La Gestión por Objetivos (Drucker)

La Gestión por Objetivos (I)


Concepto definido por Peter Drucker en 1954* la Gestión por Objetivos se basa en la necesidad de planteamiento por parte de la Dirección de cualquier organización de una serie de metas u objetivos globales así como la determinación de las “líneas maestras y el “desglose” y planificación general del “camino” necesario para su consecución.

Observación. Concepto adelantado en su libro “La Práctica del Management”.



La Gestión por Objetivos (MBO en inglés: Management by Objectives) tiene su origen en evitar la llamada “trampa de la actividad”, es decir, que las tareas rutinarias de los directivos y líderes de las empresas no “paralizaran” la evolución de las organizaciones. Su pilar básico es que la gestión de las entidades se focalice a los resultados y no a las actividades de modo que se mejorase su eficacia.

Drucker determina el Management por Objetivos como primer escalón de las cinco operaciones esenciales de la llamada administración de empresas, seguido de la organización (¿cómo la diseñamos para llegar a dichos Objetivos?), la motivación y la comunicación (¿cómo difundimos lo que la entidad quiere conseguir?), la medición (¿cómo vamos a controlar su evolución y logros?) y situando en el último lugar el desarrollo del personal (¿qué necesidades de recursos humanos precisamos?).

Los pasos necesarios para delimitar y “trabajar” la gestión por objetivos son los siguientes:

-       Determinación por parte de la Dirección de las metas u objetivos centrales de la empresa en su conjunto, los cuales en la mayoría de las ocasiones precisarán de un análisis previo considerando nuestra evolución y las circunstancias del entorno en el cual se mueve la entidad (análisis DAFO) y por otro lado deberán tener en cuenta la llamada misión y valores de que la empresa defiende (este es un factor que comienza a ser tenido en cuenta por muchas organizaciones en los últimos años pues se comienza a tener la constancia de que no todo vale y que nuestras actuaciones deben encontrarse alineadas con el espíritu de la entidad).

-   Despliegue en tareas concretas y con las responsabilidades definidas por áreas, procesos o unidades de negocio (productos, servicios, regionales, etc.) que deben ser efectuadas por las diversas “áreas” de la empresa para conseguir los objetivos generales definidos (en muchas organizaciones es lo que se conoce como objetivos o metas secundarios o de segundo nivel). Este “paso” sitúa a los diferentes cargos intermedios o responsables regionales o locales en el punto de decisión y responsabilidad de consecución de la estrategia definida de la empresa.

-      Delimitación de controles y análisis periódico de los resultados. Esto se sitúa como una conclusión lógica de todo el proceso pues al quedar definido y “acotado” el enfoque de la organización así como las metas parciales a conseguir éste proceso debe ser controlado de modo que se observe el grado de consecución de lo planificado inicialmente. Por otro lado también esta sistemática de control debe permitir cierto grado de flexibilidad e incluso de modificación de los objetivos planteado pues en muchos negocios la gestión del cambio es una constante a tener en cuenta y ciertos parámetros iniciales (tanto externos como internos) pueden cambiar.

Como consecuencia de su propio planteamiento la Gestión por Objetivos va acompañado tanto de una necesidad de mayor “horizontalidad” de las empresas así como un cierto “empowerment” debido a que la alta dirección traslada la metodología y la decisión en relación a las decisiones particulares de cada “área” para el logro de cada uno de sus metas u objetivos “locales” a los líderes, directivos o cargos intermedios.


La Gestión por Objetivos (II)
Por otro lado la gestión por objetivos alinea la estrategia de la organización (definida por la Dirección) con su aplicación en los niveles intermedios e inferiores de la empresa actuando de vínculo bajo una planificación que es controlada y en su caso revisada con la información recabada. En este sentido la participación de los niveles intermedios en dicha planificación y la atención a las propuestas y datos suministrados por el conjunto de trabajadores que desarrollan los trabajos (ver MBWA) se convierten en elementos vitales para su correcta implementación de modo que se puede comprobar que funciona y que es necesario modificar.

Es importante reflejar las cualidades necesarias (o exigidas) a los objetivos que se plantean y que se conocen con el acrónimo de SMART (por sus siglas en inglés):

-      Specific (específico). Deben plantearse objetivos focalizados, bien definidos y contrastados. Las metas o los deseos generales no sirven.

-   Measurable (medibles). La cuantificación de los objetivos es un requisito fundamental primero para que todos los implicados sepan hasta donde se pretende llegar y segundo para comprobar de un modo correcto su evolución progresiva.

-   Achievable (alcanzable). Debe haber un equilibrio entre la facilidad del objetivo y su dificultad. No se recomienda marcar metas demasiado ambiciosas ni actuaciones cuya consecución apenas necesite de esfuerzo por parte de la empresa.

-       Realistic (realistas). Los recursos (humanos, infraestructura, tecnológicos, de conocimiento, etc.) o su posibilidad de acceso a los mismos, determinarán en gran medida los objetivos que puedan ser planteados, su planificación y consecución precisan de tener muy en cuenta este factor, punto muy relacionado como la llamada Compatibilidad Estratégica.

-      Time-related (situado en el tiempo). La programación de los objetivos precisa de una fecha máxima para su consecución así como la determinación de hitos intermedios a alcanzar que también se encuentren situado en el tiempo para la comprobación de su evolución.


La Gestión por Objetivos también ha recibido sus críticas y tal y como se planteó inicialmente hoy en día su modelo ha sido adaptado y revisado. Aspectos como la pesada burocracia asociada (se debía dejar escrita toda su planificación así como datos sobre su evolución y control), su excesiva linealidad (la posibilidad de modificaciones y adaptaciones no era un hecho muy permitido inicialmente) así como su falta de adaptación a entornos excesivamente cambiantes (que actualmente afectan en mayor o menor medida a todos los sectores) hacen que su desarrollo actualmente se haya visto “refrescado” por su planteamiento menos rígido y el intento de una mayor participación (al menos por los cargos intermedios de la organización) en la toma de decisiones*.

Nota*. Este tipo de “actualizaciones” son las que he ido incluyendo en los diferentes  puntos de este artículo.


Buen ejemplo de ello son los Sistemas de Gestión de Calidad actuales que tienen como uno de sus pilares centrales la planificación y control de objetivos y que bajo los parámetros de la nueva versión de la norma UNE-EN ISO 9001:2015 incorporan para su planteamiento la necesidad de “cuantificación” de aspectos internos y externos a la entidad además de mantener el espíritu del ciclo PDCA (Plan, Do, Check y Act) o de mejora continua de W. E. Deming con el cual la sistemática de programación, desarrollo, control y revisión de los objetivos, su apoyo por medición de indicadores y su parametrización temporal enlazan con el modelo SMART definido anteriormente.

Por último y como defensa del planteamiento de Drucker la gestión por objetivos se ha convertido con los años en uno de los principios rectores (considerando todas las adaptaciones y factores que han ido influyendo: desarrollo de la misión de la organización, potenciación de las capacidades de los trabajadores y libertad de decisión, etc.) de gran parte de las empresas con objeto de mantener una visión estratégica a medio y largo plazo la cual marca las líneas necesarias de su estructura y determina la necesidad y el alineamiento de los recursos necesarios para su consecución considerando, revisando por tanto los objetivos y adaptándolos al entorno cambiante donde nos movemos*.

Observación*. Su integración en las llamadas Cinco Claves como parte del proceso de planificación de una estrategia, que considera la propia misión de la organización así como los requisitos reales de nuestros clientes, puede ser considerada una de sus últimas integraciones.


La fama de la gestión por objetivos es tal que incluso el término es conocido incluso por aquellos a quienes el management o la administración de empresas no infunde el más mínimo interés.


“Sólo es una herramienta más. No es la cura definitiva para la ineficiencia de la gestión empresarial. El MBO funciona si conoces los objetivos. Y el noventa por ciento de las veces uno no los conoce”. Comentario atribuido a Peter F. Drucker padre estadounidense de la gestión moderna del managment






lunes, 17 de agosto de 2015

El Liderazgo Situacional

El Liderazgo Situacional

El concepto hace referencia a un estilo de dirección en el cual el líder adopta diferentes estilos en función de la situación y de la competencia de los empleados. El objetivo es establecer un equilibrio entre el liderazgo y el nivel de desarrollo y competencia de su equipo de trabajo.

Fue desarrollado por Paul Hersey y Kenneth Branchard a finales de los años sesenta los cuales originariamente lo presentaron como la “Teoría del ciclo vital del liderazgo” en el Trainning and Development Journal*.


Nota*. Su propuesta se basa en el llamado Modelo de Contingencia para el Liderazgo de Fred Fiedler de 1951 el cual se considera la primera Teoría Situacional del liderazgo. En este modolo se establece que el rendimiento de los grupos de trabajo depende de la combinación de la actuación del líder con sus trabajadores y las condiciones en las cuales se puede ejercer influencia y control en cada situación.


La premisa principal se basa en que las empresas y el personal o los equipos de trabajo de las mismas “atraviesan” distintas etapas de desarrollo por lo cual el estilo de liderazgo debe adaptarse a cada momento y ajustándose a las necesidades del personal en cada situación con el fin de “dinamizar” y aprovechar al máximo el potencial innovador de sus recursos humanos.

Hersey y Blanchard diseñaron el modelo del liderazgo situacional afirmando que se puede analizar una situación con objeto de adoptar un estilo de liderazgo apropiado y conseguir una ventaja competitiva. El factor principal es la madurez entendida como una combinación del deseo de logro, la habilidad, la experiencia y la disposición para aceptar la responsabilidad de los empleados*.

Observación*. El desarrollo profesional y personal del empleado es un aspecto relevante a tener en cuenta que viene determinado en muchas ocasiones por el concepto de ancla de carrera de Schein.


El liderazgo situacional implica desarrollar un equilibrio entre dos tipos de comportamiento que un directivo ejerce con el fin de adaptarse a las necesidades y capacidades de su personal así como a la situación temporal de cada empresa o proyecto:

-    Comportamiento directivo: el cual se focaliza en el desarrollo de una actividad. El líder determina las funciones y trabajos a desarrollar indicando cómo y cuándo efectuarlas y asumiendo en control de los resultados.

-       Comportamiento de apoyo: que se centra en el desarrollo del equipo de trabajo. En este caso se fomenta la participación de los trabajadores apoyando y motivando a los componentes del equipo.


La combinación de los dos tipos anteriores de comportamiento, en la búsqueda de la fortaleza de los colaboradores, conlleva al resultado de cuatro estilos de liderazgo o gestión: control o dirección, supervisión, asesoramiento y delegación.

1.  Dirección. Este tipo se establece cuando el empleado posee poca cualificación pero se encuentra abierto a aprender y progresar. La importancia de la formación es vital y la comunicación debe ser fluida y con instrucciones precisas (el líder debe definir muy bien el trabajo a efectuar y de forma muy clara el cómo realizarlo). Esta situación se suele dar en la práctica ante empleados nuevos que no conocen la organización y su sistemática interna. En este estilo no suele haber espacio para la flexibilidad y se puede resumir en la frase de “El líder toma las decisiones”.

2.   Supervisión. Se trata de la relación adecuada cuando el empleado ya va “dominando” la empresa y estratégicamente el líder debe “abrir” espacios para debatir opiniones y asumir las sugerencias del empleado que deben ser valoradas y reconocer su valía. Las decisiones finales continúan siendo del líder siendo la meta de esta etapa que el individuo comience a “pensar”. “El líder toma las decisiones tras dialogar con el empleado y explicar sus argumentos”.

3.    Asesoramiento. El trabajador posee mayor madurez, el apoyo del líder se va “disolviendo” y se comienzan a adoptar decisiones en conjunto aunque dichas acciones quedan supervisadas por el líder. El líder pasa a facilitar y servir de mentor dando ideas y aclarando conceptos. “El líder y el trabajador toman juntos las decisiones, o las toma el trabajador con el respaldo del líder”.

4.  Delegación. Es el estilo adecuado cuando el personal está motivado y cualificado (nivel máximo de madurez). El líder mantiene “el mando” de las decisiones estratégicas pero la mayoría de las funciones y las decisiones operativas corresponden a los trabajadores de los cuales se tiene plena confianza en su criterio y capacidad en la toma de decisiones. La fuerte autonomía (de un modo similar a los llamados trabajadores del conocimiento) rige la actuación de estas personas y la gran confianza de la Dirección es básica para la obtención de los resultados previstos. “El trabajador toma las decisiones”.

Matriz del Liderazgo Situacional

La conclusión del liderazgo situacional es su adaptación a las necesidades de la empresa en cada momento y en especial a la situación particular de cada trabajador o conjunto de los mismos en función de su trabajo o proyecto en el que están involucrados, siendo su flexibilidad y sencillez en su aplicación, sus factores de éxito determinantes.

La aplicación del modelo de Hersey y Blanchard consta de las siguientes etapas:

-      Identificación de las funciones y procesos existentes (o necesarias) para el desarrollo de los trabajos con el mayor rendimiento y efectividad posibles.
-   Determinar las habilidades y conocimientos necesarios por los trabajadores o equipos de personal para ejecutar las diversas actividades.
-      Proceder a evaluar el grado de competencia (habilidades/conocimientos) así como el nivel de motivación de cara a valorar la situación de madurez de cada trabajador en relación a su puesto.
-    Aplicación del correspondiente estilo de liderazgo a cada trabajador en relación al análisis  anterior con el objetivo final de desarrollar líderes.


La evolución marcada de los cuatro estilos de gestión se aplica en las organizaciones de modo que el estilo liderazgo del directivo va evolucionando desde el control inicial hasta la delegación reduciéndose progresivamente la dirección del trabajo e incrementándose al mismo tiempo el apoyo de modo que se va elevando poco a poco la implicación del personal en la toma de decisiones (el llamado nuevo liderazgo). La credibilidad y la capacidad de adaptación del líder es muy importante pues cada estilo (o mezcla de ellos) exige una elevada capacidad para la gestión del cambio del directivo así como una gran visión en conjunto de la estructura de la empresa así como del conjunto de relaciones humanas que se crean en cualquier entidad con el objetivo último del desarrollo de los activos intangibles de la empresa y el mantenimiento del éxito de la misma en el tiempo.


“En el pasado, el hombre ha sido primero, en el futuro, el sistema debe ser primero... El primer objetivo de todo buen sistema debe ser el de desarrollar los hombres de primera clase.

Frederick W. Taylor. Economista e ingeniero estadounidense considerado el padre de la administración científica.