Harrington y la mejora de los procesos |
Para Harrington el control y la mejora de los procesos y
no las personas son la base de un trabajo sin errores. En línea con Deming
sostiene que el 94 % de las desviaciones tienen su origen en la gestión de los
procesos de la empresa y el 6 % restante se genera por “otros motivos”.
La metodología de Harrington sostiene que se debe
propiciar el control de todas las actividades de la organización desde los
llamados procesos productivos
(vinculados directamente a la producción o la prestación del servicio) hasta
los llamados “procesos de empresa”
(que representan el resto de actuaciones de la entidad y que “respaldan” los
anteriores). El enfoque a procesos se extiende como un
“mancha de aceite” a la totalidad de la empresa.
Su planteamiento se centra en:
- El cliente,
convertido en “centro” de la actividad de la entidad y foco de la dirección del
trabajo de la misma.
- Los procesos,
entendidos como un grupo de tareas lógicamente relacionados que emplean los
recursos de la optimización para dar unos resultados definidos en apoyo a los
objetivos de la organización y que se constituyen en un “flujo horizontal” que
atraviesa la, generalmente, vertical estructura de la empresa. El control de los mismos mediante valores de referencia escogidos y delimitados en el correspondiente Cuadro de Mando es la base para su gestión y mejora progresiva donde se efectúa un análisis detallado del conjunto de procesos internos de la entidad.
- Las personas
y trabajadores, que se posicionan como elementos relevantes, siendo su
información y trabajo el punto de partida para la mejora continua de las
empresas.
Harrington basa el proceso de mejora de los procesos en
diez requisitos fundamentales:
1. El cliente como centro de los
procesos. Todas
las actuaciones de la empresa se deben alinear para cubrir “las demandas” de los clientes.
El trabajo efectuado (y los recursos de la entidad) se “enfila” para mantener y
mejorar los productos y/o servicios desarrollados considerando en todo momento
las necesidades y expectativas de los clientes.
2. El compromiso y visión a largo
plazo. La
“óptica” de la empresa, y principalmente la de su Dirección, se “abre” y amplía
considerando las actuaciones de mejora y decisiones correspondientes en un
espacio temporal más amplio que no sólo considere el beneficio a corto plazo. Se evitan las llamadas Siete Enfermedades mortales de la Dirección.
3. Siempre hay espacio para la mejora. Las situaciones cambiantes y la
propia evolución de las organizaciones y sus clientes conllevan a que el ciclo de mejora
de los procesos se desarrolle de un modo “infinito”. La interrelación entre los
procesos de la entidad, las demandas del mercado, los avances tecnológicos,
etc. condicionan que el trabajo de mejora en una de las actividades “afecte” a
otras áreas de la entidad.
4. Cultura de la prevención. Se priman las actuaciones de
mejora desde un punto de vista preventivo: se considera que el coste
“preventivo” siempre es inferior al “correctivo” y desde esta premisa se opera
en todos los niveles de la entidad.
5. Liderazgo y participación de la Dirección. Se entienden como premisas
relevantes en los equipos directivos. La Dirección se convierte en líder y guía de la
empresa “orquestando” (o debiendo orquestar) las actividades de mejora y
participando activamente de las actuaciones que se desarrollen.
6. La búsqueda de la perfección. El objetivo final del proceso es
operar en el cero defectos (en línea con
la metodología de Crosby)
considerando que las acciones de mejora adoptadas para alcanzar esta meta son
más beneficiosas para la empresa que alcanzar dicho objetivo.
7. Participación del personal. Los procesos se “sustentan” por
las personas (punto muy defendido por la filosofía de trabajo de Konosuke Matsushita) por lo cual la participación del personal en su control y mejora (tanto de un modo individual como en grupo)
es requisito fundamental para conseguir su mejora. Las actividades formativas y de reconocimiento
(ver punto 10) se consideran básica para lograr la involucración de los
trabajadores.
8. Enfoque de mejora sobre el proceso
y no sobre el personal. El diseño de los procesos y su revisión y mejora progresiva es lo
que debe ser estudiado. Se priman los errores con motivo en los propios
procesos y no en el personal. Harrington lleva al “extremo” los datos de Deming
en relación a los motivos principales de las desviaciones y coloca el foco de
la mejora en los propios procesos. Su modelo entra de lleno en la reingeniería de procesos.
9. Integración de los proveedores. Se sitúan como una pieza
fundamental de nuestro trabajo. Los requisitos del cliente se “trasladan” a
nuestras demandas a los proveedores y colaboradores por lo cual la “búsqueda”
de sus mejor producto o servicio (adecuado a nuestras necesidades) y su
integración en nuestro trabajo es totalmente necesario.
10. Reconocimiento del personal. Se debe poner en valor el trabajo
y la dedicación del personal, su búsqueda y participación en las mejoras de los
procesos y actividades de la organización. El enfoque de Harrington huye de las
recriminaciones o “castigos” y premia los reconocimientos y promociones. En relación a este punto la gestión del trabajo aportado por los llamados "trabajadores del conocimiento" puede ser vital para el desarrollo de grandes oportunidades para la empresa.
La metodología de Harrington considera la mejora de
procesos siguiendo cinco fases:
- Organización para la mejora. Establecimiento del liderazgo y el compromiso.
- Comprensión del proceso. Estudio del proceso tal y como está conformado y sus
finalidades.
- Modernización. Mejora de la eficiencia, efectividad y adaptabilidad del proceso.
- Mediciones y controles. Establecer la retroalimentación e información del
proceso.
- Mejora continua. Revisar, evaluar, calificar y Actuar (aplicación del
ciclo de Deming).
El enfoque se centra en la calidad y la excelencia situando al
cliente como punto central de la actividad de la organización y a los procesos
como objetivo de la mejora continua con el fin de cubrir las necesidades de los
primeros. Junto con el personal se buscan procesos más eficientes que minimicen los costos de la empresa y con un carácter
adaptable.
“Mejorar un proceso
significa cambiarlo para hacerlo más efectivo, eficiente y adaptable”.
James Harrington.
Empresario estadounidense y experto en la mejora de procesos.
Autor: José Daniel Blanco Alonso
Un gran saludo Daniel, excelente artículo...!!!
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario y apoyo.
EliminarCordiales saludos.
Un excelente enfoque de gerencia en procesos...
EliminarGracias H. Lino.
EliminarSaludos.