Los Siete Hábitos de Stephen Covey Fotografía cortesía de María Zaballos |
Los
siete hábitos de la gente altamente efectiva fue un libro escrito por Stephen
R. Covey publicado en 1989 (bajo el
título inicial The Seven Habits of Highly Effective People) y que puede ser
considerado una mezcla de autoayuda y managment. Desde su publicación ha sido
un autentico éxito de ventas y siendo publicado en múltiples idiomas.
Covey
determina siete principios de acción (basados
en directrices éticas universales) de modo que una vez establecidos como
hábitos se convierten en catalizadores el desarrollo de nuestras fortalezas y para alcanzar una elevada efectividad en
todos los aspectos relevantes de la vida incluyendo el desarrollo profesional.
Los
tres primeros hábitos se refieren al autodominio encontrándose orientados a
lograr el crecimiento personal con el fin de lograr la independencia (alcanzando la “Victoria Privada” que dice
Covey y con los fundamentos correctos para cimentar nuestra “Victoria Pública”).
Los siguientes tres hábitos se refieren a las relaciones con los demás: trabajo
en equipo, cooperación y comunicación y se enfocan a conseguir la
interdependencia. El último hábito se refiere a la necesidad de renovación
continua de modo que se logre mayor comprensión de los hábitos precedentes. Todos ellos nos pueden llevar a salirnos de la multitud.
1. Ser proactivo. La proactividad conlleva la capacidad de
tener iniciativa para comenzar proyectos y ejecutar las tareas necesarias
poniendo el máximo interés en que las cosas sucedan. Cada uno debe trabajar
sobre las cosas que controla desarrollando nuestras capacidades y evitando el
pensamiento de que el problema está fuera de nuestro control. La proactividad
conlleva asumir nuestra responsabilidad y conocer que antes de ofrecer una
respuesta ante una determinada situación existe un espacio donde tenemos la
posibilidad de elegir de acuerdo a nuestros valores, convirtiendo nuestra proactividad un fuerte factor de éxito.
2. Empezar con un fin en mente*. Cualquier
proyecto requiere conocer el fin que se quiere conseguir, precisando sus etapas
y la “distancia” hasta su consecución. La elaboración de una misión (el ¿por qué? de Simon Sinek) o filosofía
de vida y trabajo sobre la cual basar nuestras actuaciones cotidianas ayuda a
determinar una serie de objetivos concretos que son verdaderamente
significativos para nosotros y desarrollando nuestras competencias para el cambio. Como dice
Mary Shelley “Nada contribuye tanto a tranquilar la mente como un propósito
estable, un punto donde el alma pueda fijar su visión”.
*Nota. Se debe recordar que todas las
cosas son creadas dos veces. En el primer paso se define lo que se desea lograr
y en la segunda etapa se programan todas las partes necesarias para lograr el
objetivo “visualizado”. Este doble nivel es para muchos la diferencia del
liderazgo y la gerencia, el primero responde a la primera etapa (que se quiere
lograr) y la segunda haría referencia al segundo paso (cuál es el mejor modo).
3. Primero lo primero (aspecto también reseñado por Drucker en su Ejecutivo Eficaz). Las personas verdaderamente efectivas
dedican una mayor atención (y cantidad de
tiempo) no a las actividades urgentes sino a aquellas actuaciones que
consideran de alta prioridad puesto que realizan aportaciones significativas a
su misión en la vida (aplicación de la famosa Matríz de Eisenhower). Su enfoque se orienta la proactividad a las tareas verdaderamente
relevantes aplicando el sentido común de un modo organizado y con efectividad y calidad. Se desarrolla lo que Covey denominó “la
actitud del yo”. La valoración y consideración para priorizar nuestras
actividades considera dos factores principales: la importancia (relevancia de
la actividad para nuestra misión y valores) y la urgencia (representando la
insistencia de la necesidad de nuestra atención).
Los Siete Hábitos de Stephen Covey |
La efectividad se basa en evitar los cuadrantes III y
IV y de minimizar las acciones en el cuadrante I de modo que se disponga de
tiempo para desarrollar nuestro trabajo y actuación en el cuadrante II. Este punto desde mi opinión como consultor es bastante importante para los trabajadores del conocimiento.
4. Piense en ganar-ganar. El enfoque, tanto en la vida como
en los negocios, debe ser cooperativo y no competitivo y ya adelantado a principios del siglo XX por Konosuke Matsushita. La premisa básica es
que el éxito personal no se logra excluyendo a los que nos rodean, debiéndose
buscar que todas las partes implicadas ganen y sus valores individuales se tengan en cuenta. El establecimiento de
relaciones sinceras se basa en lo que Covey llama depósitos de cuentas bancarias emocionales:
a. Comprender a los
individuos.
b. Prestar atención a
las pequeñas cosas.
c. Aclarar
expectativas.
d. Demostrar
integridad personal.
e. Disculparse
sinceramente cuando se comentan errores que afectan a los demás.
Ambas partes deben salir beneficiadas. El
hábito se basa en el paradigma según el cual la victoria de una de las partes
no necesariamente ocurre a expensas de la derrota de otra. En el escenario en
que un individuo gana y otro pierde ninguno de los dos consigue la confianza y
lealtad del otro a medio y largo plazo.
5. Procurar primero comprender y después ser comprendido. Antes de evaluar
y de exponer nuestros argumentos debemos escuchar e intentar comprender (actitud empática). El dedicar tiempo a
entrevistas con empleados (aplicación indirecta del Management by Walking About), compañeros de trabajo, proveedores, clientes e
intentar visualizar sus puntos de vista
y argumentos brinda una información excelente de cara a la gestión empresarial y eleva nuestra credibilidad como líderes.
Al efectuar una escucha empática estará
dando lo que Covey llamó “aire psicológico” a su interlocutor.
6. Sinergice. Debemos valorar puntos de vista
diferentes al nuestro pues las diferencias elevan nuestro conocimiento y
comprensión de la realidad. Las actitudes diferentes son las que generan
equipos de éxito pues ofrece diferentes caminos para la resolución de un
problema, la resolución de un proyecto y la aplicación de acciones innovadoras.
Los directivos que apliquen el ganar-ganar, que practiquen la escucha activa y apliquen el liderazgo situacional pueden aprovechar todas las diferencias del grupo para generar opciones nuevas
e innovadoras. El todo es mayor que la
suma de sus partes.
7. Afile la sierra. Nosotros somos los creadores de nuestro
propio éxito y para lograr la calidad, la eficiencia y la mejora continua (sería el símil de estar creados para durar y prepararse para sobresalir) debemos
reconocer la importancia del descanso y renovación de nuestras energías
mediante el cuidado físico, el descanso, la lectura, actividades de
colaboración, etc. La efectividad se
logra cuando se mantiene el equilibrio entre la producción y la capacidad de
producción por ello se debe prestar tanta atención a la realización de nuestras
actividades (serrar) como al mantenimiento de nuestro medio productivo (afilar
la sierra).
Los
hábitos
están compuestos por la combinación del conocimiento
(que indica qué hacer y por qué), la habilidad (la cual enseña cómo hacer las cosas) y el deseo o la actitud (como
motivación para hacerlas) pues estos tres factores son los que en unión
conjugan el logro de cualquier hábito. La elevada efectividad conlleva la
realización de acciones distintas, modificación de teorías y actitudes y el
desarrollo de principios que permitan alcanzar la eficiencia y la ventaja competitiva en nuestras
acciones diarias, desarrollando nuestro propio Mapa Estratégico.
Las
organizaciones que practican los siete hábitos delimitan proactivamente su
rumbo estratégico, tienen integrada su misión en las personas que forman la
entidad, su personal está capacitado para la corrección de errores en origen,
buscan el ganar-ganar con los colaboradores, clientes, proveedores y demás
partes interesadas y tiene una dimensión social, desarrollando una fuerte cultura empresarial.
Observación. Como complemento a la lectura de este artículo recomiendo también Como desarrollar Líderes (los siete principios de John Adair) de modo que se puedan comparar ambos procesos.
Observación. Como complemento a la lectura de este artículo recomiendo también Como desarrollar Líderes (los siete principios de John Adair) de modo que se puedan comparar ambos procesos.
“Después de la vida
misma, la facultad de elegir es nuestro mayor don.”
Stepehn R. Covey
escritor, profesor y conferenciante estadounidense.
Autor: José Daniel Blanco Alonso
Fotografía: María Zaballos Terán
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