Descubierto
en 1897 por Wilfredo Pareto, sociólogo y economista italiano, el Principio de
Pareto afirma que el 20 % de las causas siempre producen el 80 % de los
resultados.
Nota*. Pareto descubrió que al estudiar los patrones de
riqueza tanto en Italia como en Inglaterra el 20 % de la tierra producía el 80
% de la producción (en la primera) y que el 20 % de la gente poseía el 80 % de
la riqueza (en la segunda). Además dicha proporción se repetía en otros
contextos, épocas, países, etc.
Por
un lado el principio de Pareto muestra un desequilibrio entre las causas y los
resultados y se trata de un principio no intuitivo (pues generalmente todos tendemos a pensar en una proporción equitativa
del 50-50).
Tal y como decía Richard Koch “en el universo interviene un
desequilibrio predecible” y por otro lado se trata de una “ley” con fundamento empírico al haber sido confirmada con una gran variedad de fenómenos
naturales y sociales.
En
este punto debe aclararse que Pareto se basa en la comparación de dos tipos
diferentes de datos los cuales por separado forman abarcan junto con otras
variables el 100 % de una muestra pero que por separado pueden no sumar (y de
hecho no lo suelen hacer) el 100 %, por
ejemplo nuestros datos pueden ofrecer que el 25 % de la gama de nuestros
artículos representan el 65 % del total de ventas o que 22 % de los motivos de
los fallos en una fábrica suponen el 86 % de los gastos de averías.
Considerando
la complicación de los negocios la existencia de un principio básico y
prácticamente fiable tiene una gran repercusión pues la posibilidad de producir
el 80 % de sus resultados con el 20 % de sus esfuerzos (de un modo rápido generar la mayor parte de sus ventas con el menor
esfuerzo posible) determina un escenario muy relevante.
Tras
“dormir” unas cinco décadas George K. Zipf (filósofo) y Joseph M. Juran (ingeniero)
“retomaron” paralelamente los hallazgos de Pareto:
· Zipf
planteó el llamado “principio del mínimo esfuerzo” donde se afirmaba que los
recursos tienden a estructurarse para minimizar el trabajo lo que viene a
representar que el 20 % de los recursos son responsables del 80 % de la
actividad.
· Por
su parte Juran “lo transformó” en la llamada “ley de los pocos vitales”
(en contraposición a los “muchos
triviales”) la cual técnicamente dispone que “si una larga lista de
defectos se disponía según la frecuencia detectada, una parte relativamente
pequeña de los defectos explicaba la mayor parte de la defectuosidad” o lo que
es lo mismo que gran parte de los errores provienen de un mínimo número de
causas*.
*Observación.
Todos los que hemos desarrollado trabajo como consultores
dentro de nuestras actividades de análisis de datos hemos podido
constatar este hecho y desde el punto de vista de calidad
nos hemos apoyado en una de las herramientas correspondientes: el Diagrama de Pareto.
Tanto
en el ya mencionado análisis de desviaciones/reclamaciones que una entidad
gestiona como en el estado de la “rentabilidad” de sus clientes (una pequeña parte de los mismos generan la
mayor parte del beneficio) y/o productos o servicios que presta (unos pocos de los mismos ofrecen el mayor
número de ventas) se puede observar “la mano” de Pareto. También se
comprueba en las dinámicas de gestión de almacenes donde el control del 20 % de
los productos almacenados representa el 80 % del valor de los artículos que se
tienen, además del 20 % de artículos almacenados generan el 80 % de los
movimientos (lo que lleva a la llamada
clasificación ABC). También puede observarse dentro de la gestión de
proveedores donde generalmente el 80 % de los gastos corresponden al 20 % de
nuestros proveedores.
Esto conlleva a que a corto y medio plazo nos debemos centrar en aquellos clientes o líneas de negocio que generen mayores ingresos concediendo a estas actividades mayor poder y recursos y por otro lado plantearnos la eliminación o salida del “resto” (si algo no aporta valor o apoyo se debe eliminar).
Bajo esta perspectiva la concentración y focalización
de nuestros esfuerzos suele tener como resultado la elevación de nuestra eficacia*.
Nota*. Este planteamiento debe tenerse muy en cuenta cuando
lanzamos un nuevo producto o innovamos radicalmente
pues el aporte de recursos en aquellas “zonas” donde presentan una mayor
rentabilidad garantiza alcanzar en el menor tiempo posible el llamado “punto crítico”.
Su
aplicación en la gestión empresarial y principalmente en el planteamiento de
los objetivos y la estrategia de
una empresa es de gran relevancia al considerarse que un porcentaje pequeño de
esfuerzos puede producir un porcentaje desproporcionado de efectos.
Desde este
punto de vista la organización puede centrarse en plantear metas de “mayor
recorrido” y delimitar que acciones pueden adoptarse que supongan un mínimo
esfuerzo pero con una gran repercusión.
Sin
embargo debe considerarse que Pareto únicamente muestra una “foto fija” (aspecto no poco relevante) de nuestra
situación actual debiendo combinarse nuestra toma de decisiones con la
“historia de nuestra organización”, nuestro entorno y partes interesadas y las
tendencias del mercado en el que trabajamos de modo que tengamos siempre en
mente la estrategia de nuestra entidad a largo plazo. En este punto debemos
tener en cuenta que ciertas líneas de negocio pueden estar apoyando
indirectamente a las actividades principales que ciertos artículos o servicios
a priori no relevantes pueden estar complementando el negocio principal y ser
demandados también por nuestros principales clientes, que el mercado donde
actuamos tarde o temprano será modificado por alguno de nuestros competidores o
que las necesidades de nuestros clientes cambiarán por lo que siempre debemos
derivar recursos a áreas de la entidad con potencial pero sin rentabilidad. Con
todo ello y a pesar de esta puntualización la identificación de los pocos factores concretos y relevantes que actúan como “palancas” permite a los
líderes de las organizaciones conocer dónde situar los esfuerzos “extras” para
conseguir mejores resultados y ventajas competitivas.
“La eficiencia, que
es hacer las cosas bien, es irrelevante hasta que estés trabajando en las cosas
correctas”.
Peter F. Drucker, consultor y experto en gestión empresarial austriaco.
Autor: J. Daniel Blanco
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