El Desafío de Darwin |
La
globalización y la desregulación de muchos sectores junto con la generalización
de la oferta de múltiples productos y servicios a conllevado a una búsqueda por
parte de las empresas de artículos y servicios que desarrollen una fuerte
ventaja competitiva y mantengan su margen comercial. Bajo este parámetro, y
según Moore (Dealing with Darwin),
el mercado se convierte en un escenario darwiniano y la presión por la mejora y la
innovación en un requisito básico para cualquier entidad.
La esencia del
planteamiento se presenta en el axioma de que las economías de libre mercado
funcionan según los mismos principios que rigen la naturaleza:
- La escasez de los recursos conlleva una necesidad de
diferenciarnos y por tanto innovar. Progresivamente los clientes se han
“colocado” en una posición de fuerza siendo conscientes de su gran poder sobre
los productos y servicios de la organización. Por otro lado ninguna
organización dispone de recursos (dinero,
infraestructura y personal) ilimitados por lo cual la gestión de dichos
activos se convierte en indispensable.
- Las preferencias del cliente por determinados artículos o servicios
nuevos (la famosa "vaca púrpura" de Seth Godin) fomentan un tipo de selección natural donde los más preparados
sobreviven. La novedad de nuevos artículos o mejoras sustanciales en artículos
existentes tiene un gran poder de seducción de los clientes este factor influye
en la necesidad de la mejora continua de los servicios y artículos
de las organizaciones así como de un buen enfoque de su "marketing mix" de modo que nuestra “diferencia” sea notada por nuestros
clientes (actuales y potenciales) y por otro lado evitemos la llamada "miopía del marketing". El desarrollo de los llamados "Mapas de Experiencia de Cliente" pueden servir de apoyo para desarrollar estrategias ganadoras.
- La entrada de nuevas generaciones reinicia la competencia elevando sus
requisitos mínimos necesarios comparativamente con la generación precedente. En
muchos sectores las barreras de entrada han desaparecido por lo cual el
“empuje” y saber hacer de empresas jóvenes “abren” el terreno de juego y
modifican reglas continuamente. El usuario final se acostumbra a nuevas
prestaciones y “fuerza” a que trabajos o productos evolucionen con cada “nueva
ola”.
- La necesidad de la mejora de la competitividad de las
organizaciones en un requisito imprescindible en el tiempo para evitar su
“eliminación”. Cualquier empresa precisa de trabajar de un modo eficiente de modo que
optimice el uso de todos sus recursos y se permita su continua renovación con
vistas a lograr la satisfacción del cliente. Actuaciones de
mejora continua de sus procesos e inversión en innovación (tanto incremental como disruptiva) se convierten en
requisitos imprescindibles para competir en cualquier mercado y superar a la competencia.
El mercado,
desde este punto de vista, se convierte en un ecosistema (el análisis PEST se postula como una buena herramienta para determinar todos los factores externos), de un modo similar a
la naturaleza, y la organización se debe “ensamblar” a él de modo que determine
donde destinar sus recursos finitos, que mejoras debe efectuar y que
innovaciones asumir, cuál será su diferenciación y como desarrollará y
gestionará sus fortalezas, siempre considerando el ambiente que la rodea con objeto de superar
a sus competidores y lograr la satisfacción de sus clientes.
Además
necesitamos evitar la inercia, considerada como
el gran enemigo de toda evolución, centrando nuestro enfoque en aquellas
actuaciones empresariales que nos puedan aportar ventajas competitivas importantes en la producción de nuestros artículos o en el desarrollo de
nuestros servicios.
Tal y como
recordamos todos aquellos que hemos estudiado ciencias, la inercia recoge la
tendencia de cualquier objeto de mantener su estado de movimiento, no siendo “a
priori” enemiga de la innovación sino consecuencia de un proceso innovador precedente
y el cual simplemente se resiste de un modo natural al cambio.
El margen de
maniobra del líder actual pasa por eliminar esa resistencia en los puntos de la entidad
donde sea necesario para gestionar con éxito el cambio y reforzarla en aquellos
lugares donde sea precisa su existencia, ahí se encuentra el verdadero reto.
“No basta saber, se debe también aplicar. No es
suficiente querer, se debe también hacer.” Goethe, novelista y científico alemán
de los siglos XVIII y XIX.
Autor. J. Daniel Blanco
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