La Estrategia Empresarial I Fotografía cortesía de María Zaballos |
El
elevado conjunto de factores que influyen en el desarrollo de una organización
obliga a sus directivos a adoptar y diseñar una serie de decisiones
empresariales con el objetivo de mantener o destacar a su compañía en el mercado.
Se
puede definir la estrategia empresarial como la dirección y el alcance de una
organización a largo plazo que permite lograr una ventaja en un entorno
cambiante mediante la configuración de sus recursos y competencias, con el fin
de satisfacer las expectativas de las partes interesadas*.
Observación. Como
nota la palabra estrategia procede del término griego “strategos” cuya
definición es la dirigir un ejército, la analogía pues con las empresas es
evidente en la lucha por las entidades de conseguir el favor del cliente.
Analicemos
detalladamente los componentes de la definición mencionada:
- Dirección a largo
plazo ("crear para durar"). El objetivo primordial de una entidad (además de la de generar
un beneficio económico a sus propietarios) es la de mantenerse a medio y largo plazo en el mercado o mercados en los que opera por lo tanto las directrices de
su desarrollo y operatividad deben ir encaminadas a garantizar la
“supervivencia” de la organización en el tiempo. La relación de este punto es directa con la planificación estratégica
dependiendo del sector donde opere la empresa y su grado de “turbulencia” puede
ser un año, tres o cinco y dependerá de múltiples factores (internos y
externos) que la empresa deberá vigilar y considerar (recomiendo mi artículo Compitiendo por el Futuro).
- Ventaja en entorno
cambiante. Teniendo en cuenta la rápida evolución y modificación de los
mercados en los que una organización se desarrolla en gran medida provocados
por los competidores así como por las demandas de clientes en conseguir una
diferenciación de nuestro producto o servicio se convierte en la fuente
primordial para la generación de una ventaja competitiva sostenible de cara a
conseguir la elección del cliente por nuestra opción de negocio. Muchas empresas consiguen el éxito gracias a
un buen producto o servicio sin embargo el mantenimiento de esta posición de
ventaja es muy complicado, Porter considera la estrategia con lograr el
liderazgo y permanecer allí determinando no recae en ser el mejor sino en ser
diferente.
- Configuración de
sus recursos
y capacidades. Del mismo modo que la adecuación al entorno cambiante representa
una visión al exterior de la entidad la toma de conciencia y el análisis de los
recursos internos de la empresa tanto físicos como intangibles (aspecto muy relevante en la aplicación de nuevas estrategias) ofrece el marco
de las capacidades potenciales sobre las cuales una organización puede
trabajar. El desarrollo de las capacidades de la empresa en función de la
dirección estratégica que se decida es vital para poder competir con éxito en
el mercado donde opera la entidad. El
desarrollo y la configuración de los recursos y medios de los que dispone la
entidad se sitúa como pilar relevante para conseguir el logro eficiente de los
objetivos empresariales marcados.
- Satisfacer expectativas. Como
premisa principal nuestra organización debe ofrecer al mercado algo que los clientes
como principal parte interesada desea, sin embargo en los últimos años, y con
cierto sentido, se ha desarrollado un fuerte interés por el cómo y de que
manera se coloca nuestro producto o servicio en el mercado. El modo de
desarrollar nuestros procesos de negocio, nuestra relación con proveedores y colaboradores (e incluso con nuestra competencia) y por supuesto el
cumplimiento y superación del marco legal en el cual nuestra entidad opera son
requisitos valorables por todos los grupos de interés en nuestra organización. La superación de las expectativas de los
clientes se ha convertido en una necesidad con el fin de mantener y mejorar
nuestra posición.
Por
otro lado y a nivel de operativa empresarial se consideran, generalmente, tres
niveles de estrategia:
- La estrategia
corporativa que se ocupa del alcance general de una entidad (el llamado campo de actividad) y de cómo
puede añadir valor a sus diversas unidades de negocio. Corresponde al escalafón
más alto de la dirección de una organización y abarca cuestiones de alcance
geográfico de la empresa, tipos y amplitud de productos o servicios
desarrollados y estructura general del negocio. Suele “cubrir” las expectativas
de los propietarios y accionistas y representa la base del resto de las
estrategias empresariales que se adoptan buscando en gran medida las sinergias
existentes entres las diferentes líneas de negocio de la empresa y mediante el desarrollo de su mapa estratégico.
- La estrategia
de negocio cuya misión es la determinación del modo de competir con
éxito en un cierto mercado. Este tipo de estrategia está relacionada con los
productos y/o servicios a desarrollar por la empresa, los mercados donde se
debe situar y los métodos para conseguir una ventaja y desarrollar sus fortalezas en relación a la
competencia de modo que se puedan cumplir los objetivos de la empresa.
- La estrategia
operativa que se ocupa de cómo los distintas partes que configuran una
empresa permiten aplicar eficientemente y de un modo óptimo las estrategias
corporativas y de negocio en cuanto al empleo de sus recursos, diseño y
funcionamiento de sus procesos y capacitación del personal.
Lógicamente
en entidades pequeñas y generalmente enfocadas a una única línea de negocio la
estrategia corporativa y de negocio pueden llegar a coincidir al depender de la
dirección de la entidad, quedando la estrategia operativa, en muchas ocasiones,
en manos de los diversos responsables de departamento o área.
En
líneas generales se consideran tres grandes procesos estratégicos:
- El análisis
estratégico por el cual se determinan las oportunidades y amenazas del
entorno de la organización así como las fortalezas y debilidades internas
propias de la entidad. Esta revisión ofrece una evaluación previa con objeto de
seleccionar la dirección que debe adoptar la empresa. El estudio mediante la elaboración de una matriz DAFO suele ser un buen punto de partida.
- La formulación
de la estrategia donde se definen las posibles opciones estratégicas de
la empresa, siendo en muchas ocasiones determinar nuestro producto o servicio en el llamado Reloj Estratégico, con el objeto de alcanzar los objetivos deseados.
- La implantación
de la estrategia, que define la fase donde se elige la opción
estratégica que se considera más adecuada y procede a ponerse en práctica. Esta
fase debe ir acompañada por un seguimiento de las etapas y logros de la
estrategia de modo que se pueda evaluar su progreso.
Para
algunos autores previamente al análisis estratégico la organización debe determinar
su misión y visión empresarial. La primera delimita qué pretende la
empresa lograr determinando un objetivo inspirador que resuma el conjunto de
sus retos a conseguir. Por su parte la visión recoge la razón de ser de la
entidad y se centra en los medios por los cuales la empresa se desarrollará en
el mercado.
Desde
mi punto de vista y aplicando el ciclo PDCA la implantación de la estrategia deberá
ser revisada en el tiempo comprobando todas las variaciones que puedan
ir condicionando su aplicación, pues factores externos (comportamiento de
nuestros competidores, proveedores o preferencias de clientes, etc.) e internos
(evolución de nuestros recursos humanos, adelantos tecnológicos, etc.) pueden
hacer necesaria su modificación y adaptación.
La Estrategia Empresarial II |
La
formulación y aplicación de la estrategia (así como el desarrollo de un liderazgo efectivo para llevarla a cabo y su refuerzo global del marketing correspondiente) en una empresa se convierte así en un
proceso dinámico donde la planificación de sus objetivos generales se efectúa en función del análisis inicial
efectuado y considerando la misión y valores de la entidad debe ser revisado
continuamente como consecuencia de circunstancias cambiantes de modo que pueda
ser necesario su replanteamiento (reanálisis
y reformulación) con objeto de conseguir la ventaja competitiva de la
empresa.
“Si conoces bien al
enemigo y te conoces bien a ti mismo, no tienes por qué temer el resultado de
cien batallas”.
Sun Tzu, general,
estratega militar y filósofo de la antigua China.
Autor: J. Daniel Blanco
Fotografía: María Zaballos Terán
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