En los procesos de implantación y mantenimiento de un Sistema de Gestión de Calidad,
Medio Ambiente, Energía, Prevención, etc., que cuenta con la colaboración de un
asesor externo, y durante el desarrollo de las Auditorías necesarias para la
comprobación de la “corrección” de dicho Sistema se produce la triple relación
del cliente, el consultor y el auditor.
Dicha situación se convierte en no muchas ocasiones en
“enfrentamiento” cuando realmente, la auditoría,
se trata de una de las más poderosas herramientas de mejora de los sistemas de
gestión.
La aportación tanto de auditores como de consultores al cliente puede
multiplicarse si el desarrollo de la auditoría cumple con su finalidad prevista
desarrollándose armoniosamente.
La aportación de los consultores se traduce en:
- El
mejor conocimiento de la empresa
auditada al haber participado en el desarrollo, implantación y/o mantemiento
del Sistema de Gestión revisado comprendiendo en mayor medida su estructura,
dinámica de trabajo, tiempos, etc. Esto puede suponer una ventaja en el
desarrollo de la auditoría al facilitar el trabajo y las “entrevistas” al
equipo auditor.
- La
mayor comprensión de los requisitos
de la norma de referencia (9001, 14001, 500001, EFQM, etc.) que su cliente (esto
suele suceder en la mayoría de las ocasiones) que contribuye a orientar al
cliente en el “lenguaje” y proceso de auditoría y servir de “puente” con entre el éste y el equipo
auditor ante posibles “puntos oscuros”.
Por otro lado los auditores ofrecen:
- Una
total objetividad a la hora de
analizar el Sistema de Gestión de la entidad auditada ya que no están
“contaminados” por las relaciones internas o el propio organigrama
organizativo.
- El rigor en la redacción de los informes
de auditoría y “suministro” de conclusiones de la revisión efectuada recogiendo
y presentando los datos recogidos de un modo organizado y estructurado.
- Muestran
una “tercera opinión” sobre el
sistema que revisan lo cual es un valor “extra” de cara al cliente en relación
al “estado” de su Sistema de Gestión.
Además ambos profesionales pueden aportar al cliente (en muchas ocasiones perfilado en la figura del Representante de Calidad) una
elevada experiencia y conocimiento del sector empresarial
correspondiente como consecuencia de las “horas de vuelo” acumuladas en su
desarrollo profesional.
Teniendo en cuenta que tanto consultores como auditores no
dejamos de ser proveedores del cliente, el desarrollo de las auditorías ofrece
una “oportunidad de oro” para inculcar a los clientes la importancia de un
Sistema de Gestión en las empresas así como los “beneficios” que de su correcto desarrollo la entidad puede
obtener.
Muchos de nosotros hemos estado en “los dos lados de la
mesa” (incluso, en nuestra carrera profesional, oscilamos entre ambos “lados de
la moneda”) y, generalmente, agradecemos la “facilitación franca” del trabajo
cuando auditamos y el “trato agradable y las explicaciones razonables” cuando
hacemos de consultores.
Autor: José Daniel Blanco Alonso
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